La hora de Don Felipe

El panorama político español no puede estar peor. Un rey que abdica, un gobierno civil en quiebra total y un partido pujante con miras puestas en la izquierda castro-chavista.
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EL ESCORIAL, SPAIN - JUNE 03: King Juan Carlos of Spain and Prince Felipe of Spain attend the biannual meeting of San Hermenegildo Order on June 3, 2014 in El Escorial, Spain. (Photo by Europa Press/Europa Press via Getty Images)
EL ESCORIAL, SPAIN - JUNE 03: King Juan Carlos of Spain and Prince Felipe of Spain attend the biannual meeting of San Hermenegildo Order on June 3, 2014 in El Escorial, Spain. (Photo by Europa Press/Europa Press via Getty Images)

Con la abdicación del Rey de España, Don Juan Carlos, se remueven los cimientos de 40 años de monarquía, desde que volvió al ruedo esta institución salvadora de la sociedad civil.

Todo español dice, con o sin orgullo, que gracias al Rey se pudo realizar una transición modélica en un país devastado mentalmente por también 40 años de dictadura y si bien Juan Carlos, en lo adelante, se ganó la simpatía de un pueblo que le estuvo eternamente agradecido, también sirvió de comodín para que la alternancia entre los dos partidos que ostentan la presidencia, el PSOE y el PP, campearan a sus anchas con la corrupción.

De manera que la abdicación del Rey era algo que se veían venir, luego del escándalo de su yerno Urdangarín -por presunta corrupción-, de otro por cacería de animales en África, protagonizado por el mismo monarca, además de la deteriorada salud de Juan Carlos, que ha tenido que ir al hospital varias veces en los últimos años.

Está claro que tratarán de colocar al heredero de la corona, Don Felipe, y de hecho el mismo Juan Carlos, en la alocución al pueblo con motivo de su renuncia, dijo que su hijo está preparado, pero la jugada es bastante delicada en estos momentos particularmente tensos en la sociedad y la política españolas.

Puedo dar fe de que el pueblo español es bastante monárquico, pero también de que hay mucha gente, especialmente en comunidades autónomas como Cataluña y País Vasco, que hace mucho tiempo están solicitando la supresión de la Corona.

El peligro de la jugada es que vuelva la República y con ella el comunismo, aunque disfrazado, como siempre ha hecho, de proletario. Particularmente soy antimonárquico, pero también, por razones obvias, anticomunista. Con esto quiero decir que, siendo cubano y estando atrapado
por una dictadura de más de medio siglo, valoro como muy positivo el rol que desempeñó el Rey español en la transición, al mismo tiempo que reconozco que el pueblo, el contribuyente, no tiene que estar toda la vida pagando en agradecimiento.

El panorama político español no puede estar peor. Un rey que abdica, un gobierno civil en quiebra total y un partido pujante (Podemos) con miras puestas en la izquierda castro-chavista. Y lo peor, un pueblo indignado por tanta corrupción; indignado con un gobierno que no pone freno a los bancos para que no continúe dejando gente en la calle, sin techo, desahuciada, al borde del suicido, cuyas estadísticas han aumentado alarmantemente.

A ver cómo lo gestiona el heredero de la Corona española, si es que los diputados votan por él.

Supongo que el estado español seguirá con su Corona a cuestas.

Rey Juan Carlos

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