CSI cubano vigila las vacas

CSI cubano vigila las vacas
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La increíble historia de las cabezas de ganado vacuno en Cuba no tiene, ni tendrá, un final feliz, al menos por ahora. Recientemente, el periódico digital Cubanet publicó un artículo en el que se recordaba -por si alguien no había pensado en eso- que una amplia cantidad de jóvenes nacidos en la isla después de 1989 no conoce el sabor de la carne de res.

Esto es inaudito a día de hoy, y no precisamente por práctica vegetariana. Es que la carne de ternera está prácticamente prohibida allí, como si la religión de la India estuviera presente: los vacunos son sagrados.

No es por religión, claro, sino porque el Estado administra cada res; administra su destino, aunque el sencillo vaquero sea quien alimente y cuide al animal. El resultado de esta práctica fascista es que, a día de hoy, existen menos cabezas de ganado que en 1959 -cuando comenzó la llamada "revolución"-, aunque la población ha aumentado desde la fecha.

Un antiguo investigador policial, especialista en criminalística, y actualmente periodista independiente -o sea, abierto disidente al régimen- nos explicó cómo, hace años, fue conminado por el jefe del Ministerio del Interior de la provincia Las Tunas para que investigara a unos matarifes de vacas.

La investigación se realizó con todo el apoyo material necesario y fueron a la cárcel dos jóvenes de entre 16 y 18 años, lo que le suministró una profunda pena al oficial investigador y, a partir de ese momento, según sus palabras, decidió dejar ese trabajo. Pero no le resultó nada fácil renunciar.

Alberto Méndez Castelló -ahora de visita en Miami- pudo haber llegado al grado de Coronel; sin embargo, renunció a ciertas prebendas cuando, por civismo, le molestó el absurdo de desviar a la policía criminalística - Departamento Técnico de Investigaciones (DTI)- para casos de sacrificio de
ganado, por el solo hecho de querer alimentar familias.

El mismo Estado que prohíbe es el que vende este alimento proteico en mercados imposibles para el ciudadano de a pie: en dólares, o el equivalente de esta moneda llamada en la isla CUC.

La historia fue narrada a quien escribe mientras el audaz reportero de medios digitales en elexterior comía un aporreado de ternera, o "ropa vieja", como se le conoce popularmente a un plato cubano a base de carne de res deshilachada y cocinada en salsa de tomate. Un restaurante de la calle 8 de Miami estaba siendo propicio para que el también jurista -especialista en Derecho Penal- se remontara a los años 80 y pudiera ver el rostro, mientras comía, de aquellos jovencitos que sabe Dios si han vuelto a probar la carne de res alguna vez, al menos con tranquilidad.

Méndez Castelló no piensa retomar su labor de investigador de criminalística porque regresa a la isla, y allí al parecer es más importante matar una vaca que a un ser humano: Se han dado casos de condenas superiores por sacrificio de ganado, con respecto a homicidios.

En Cuba él no ve la televisión americana y sabe poco de la serie sobre investigadores norteamericanos, CSI. Un antiguo compañero de investigaciones le dijo que se cuidara, que era un milagro no lo hayan matado, no solo por desertar de las filas de un cuerpo militar, sino por elegir el camino de la prensa independiente.

Méndez Castelló, mientras tanto, vino a conocer Estados Unidos. Y también la Redacción de uno de los diarios para los que escribe, donde, hasta hace apenas un par de años, le tomaban sus dictados por teléfono, con la línea intervenida por sus antiguos colegas, faltaría más.

http://www.cubanet.org/destacados/a-que-sabe-la-carne-de-res/

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