Carta abierta al Sr. Buitre

Su blog me huele a encargo pero, claro, no puedo probarlo. Por eso prefiero responderle desde estas páginas que compartimos gracias a la democracia de Estados Unidos.
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MIAMI - JANUARY 24: A sign hangs on the wall in the Radio and TV Marti headquarters January 24, 2007 in Miami, Florida. The anti-Castro broadcasting network is run by the Office of Cuba Broadcasting and overseen by the US Broadcast Board of Governors. Radio and TV Marti is intended to provide Cubans on the island with 'accurate and objective' news, for years the Cuban government has worked to block the signal from reaching the nation. (Photo by Joe Raedle/Getty Images)
MIAMI - JANUARY 24: A sign hangs on the wall in the Radio and TV Marti headquarters January 24, 2007 in Miami, Florida. The anti-Castro broadcasting network is run by the Office of Cuba Broadcasting and overseen by the US Broadcast Board of Governors. Radio and TV Marti is intended to provide Cubans on the island with 'accurate and objective' news, for years the Cuban government has worked to block the signal from reaching the nation. (Photo by Joe Raedle/Getty Images)

Hola, señor Buitre. Seré breve porque el tema duele mucho:

No sabe usted lo que me cuesta separarme de la hora de jugar con mis hijos para escribirle esta carta. Podía haberle respondido en otro momento pero sucede que no puedo esperar y recién acabo de leer su blog donde afirma, desde el titular, que Radio Martí ha malgastado 600 millones de dólares del contribuyente norteamericano.

Si el titular y enfoque de su blog ofende, lo peor es encontrar dentro del texto algunos códigos que me hacen pensar que usted escribe como escudo de la dictadura castrista. En esta hora en que se decide el futuro de mi querida isla, una manera expedita de arropar a los dictadores es arremeter contra Radio Martí, haciéndose eco de una de las exigencias del mal llamado gobierno cubano para continuar negociando con el presidente Obama.

El régimen militar cubano exige, además de la devolución de Guantánamo y de una indemnización monetaria aberrante, el cierre de la emisora que diariamente informa a la sociedad civil, o sea, a los ciudadanos de a pie.

Seguramente usted sabe que una encuesta reciente encargada por Univisión arrojó el resultado de que el 20 por ciento de la población cubana se informa primero por esta emisora. Una cifra que ya quisieran grandes medios de prensa radial y televisiva en el mundo.

Pero eso es solo un dato frío. Yo podría enlazar aquí cientos de denuncias que ha publicado Radio Martí y su sitio web a lo largo de su historia (30 años de la emisora); pero se reiría de mí, pues sospecho que usted lo sabe todo. No obstante, le recordaré que por estas ondas radiales se dio la noticia de la masacre del Río Canímar, ocurrida en 1980, donde resultaron muertas alrededor de 50 personas. Una embarcación castrista de mayor calado embistió a otra pequeña que escapaba hacia Estados Unidos.

Catorce años después, Radio Martí daba la triste información de otro hundimiento en la Bahía de La Habana, intencional, ordenado también por la dictadura. En el Remolcador "13 de Marzo" escapaban familias completas y muchos, incluyendo niños, están todavía en el fondo del mar.

Todo esto está debidamente documentado. Estos dos son crímenes increíbles, pero de otros cometidos en cárceles cubanas a diario también ha denunciado la emisora a lo largo del tiempo.

El día en que escuchar Radio Martí en la isla no sea delito, entonces estaremos cuestionando o sopesando su función. Como ese día no ha llegado, y el gobierno de Obama no ha sido capaz de exigirle garantías democráticas a Raúl Castro, solo estamos en el umbral de unas negociaciones, y nada más.

La noticia que muchos cubanos estamos esperando aún no ha llegado. No es la apertura de embajadas, como debe comprender, sino una amnistía general, no solo para los presos políticos que se encuentran arbitrariamente confinados; también nos gustaría regresar sin condiciones los que marchamos un día y no cerramos la boca.

Mientras usted emplee la palabra Bloqueo en lugar de Embargo; mientras entrecomille la palabra disidencia para referirse al exilio de Miami; mientras escriba revolución con mayúscula, estaremos en el mismo lugar.

Su blog me huele a encargo pero, claro, no puedo probarlo. Por eso prefiero responderle desde estas páginas que compartimos gracias a la democracia de Estados Unidos.

Si usted pretende cuidar el dinero del contribuyente norteamericano, está en todo su derecho, escriba desde México o desde Afganistán. Yo, desde el exilio, utilizo mi derecho para agradecer el empeño en informar debidamente a un país con férrea censura de prensa, país que en este caso es el mío.

En nombre de mi padre, que en En Paz Descanse y que escuchaba Radio Martí escondido de los vecinos, doy gracias a los norteamericanos por su contribución a una causa justa.

También doy las gracias en nombre de mis hijos, que no pueden conocer la tierra donde nació su padre por culpa de una política delirante. A usted, señor Buitre, le tiendo mi mano, igualmente.

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