Venezuela no es Cuba

Para nadie son un secreto las identificaciones ideológicas y políticas entre los gobiernos de Venezuela y Cuba, pero ellas por sí mismas no significan que el país suramericano pueda ser alguna vez un calco de la isla caribeña.
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Para nadie son un secreto las identificaciones ideológicas y políticas entre los gobiernos de Venezuela y Cuba, pero ellas por sí mismas no significan que el país suramericano pueda ser alguna vez un calco de la isla caribeña. La historia, la economía, las circunstancias internacionales y las tradiciones democráticas son demasiado diferentes entre ambos países para que el chavismo pueda copiar al fidelismo.

Chávez llegó al poder a través de elecciones democráticas, no mediante la violencia guerrilera o lo que es lo mismo, la génesis del chavismo está ligada a las urnas. La revolución bolivariana entró en escena diez años después del colapso socialista en la antigua Unión Soviética y Europa del Este, lo cual empujó a la política global a la multipolaridad y a un menú de opciones mucho más amplio que el tuvo Cuba en 1959. La Venezuela de Chávez ha tenido que negociar sus propuestas con una oposición cada vez más organizada, diestra en los medios de comunicación y las nuevas tecnologías y de una complejidad ideológica que, incluso, suma a sectores de la izquierda.

Las recientes elecciones muestran que el escenario político en el país suramericano no es lo que la prensa polarizada dibuja y que, más allá de los discursos de campaña, el electorado venezolano es una fuerza activa y profundamente dinámica. Un ejemplo simple: a finales del año pasado, Chávez ganó al candidato opositor por once puntos de ventaja y el pasado 14 de abril, el mismo electorado probablemente haya dado la victoria a Maduro por casi dos puntos. Y lo más interesante, Henrique Capriles ha emergido como un líder capaz de arrebatar al chavismo más de ocho puntos a plena luz del día. Algo semejante es inimaginable en la Cuba actual.

Otro aspecto que debemos tener en cuenta es la relación con Estados Unidos. El embargo a Cuba persiste y es muy posible que continúe hasta que las reformas de Raúl Castro no avancen consistentemente, dándole tiempo a ambos gobiernos para organizar una realidad comercial normal. Las relaciones económicas entre Venezuela y Estados Unidos se han mantenido en todo momento, y a pesar de la retórica antiimperialistas de Chávez y ahora Maduro.

En otras palabras, si bien Estados Unidos debe complacer a la oposición venezolana con apoyo público y financiero, por otro lado debe cuidar sus intereses empresariales, comenzado por las compras de petróleo.

En su discurso de ganador en las pasadas elecciones, Maduro invitó a la oposición a "administrar" su capital político. Se refería a los más de siete millones de venezolanos que votaron en su contra y que seguramente radicalizarán sus posturas si las acusaciones de fraude no se aclaran y la duda en el conteo de votos se perpetua. Lo cierto es que ambas partes de la ecuación política en la nación bolivariana tienen mucho que aprender todavía entre ellas antes de que puedan elaborar un nuevo contrato social para el siglo XXI, proceso que en Cuba ni siquiera ha comenzado.

Entrevista con el subsecretario de Comercio, Francisco Sánchez sobre las relaciones económicas entre Venezuela y Estados Unidos.

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