El gobierno cubano acaba de eliminar el llamado permiso de salida, una de las más absurdas restricciones del período revolucionario, sin embargo, el estado sigue conservando la prerrogativa de otorgar o no pasaporte a quien así lo considere. Se espera que la discreción gubernamental se aplique para impedir el llamado "robo de cerebros" al que las instituciones cubanas consideran han sido sometidas como parte del embargo económico de Estados Unidos.
Cualquiera que conozca los mecanismos de la economía global sabe que los "cerebros" se mudan a allí donde encuentran las condiciones para desarrollar sus iniciativas y su creatividad, luego dicha prerrogativa para expedir pasaportes se aplicará bajo las mismas condicionantes de los permisos de salida anteriormente. Todo dependerá del grado de disciplina ideológica y de, como en todo país patrimonialista, a quién conozcas en las altas esferas del gobierno. Con todo, debemos celebrar esta nueva flexibilización y considerarla un signo positivo en el camino correcto porque le devuelve al ciudadano corriente parte del control sobre su movilidad internacional.
Cuba siempre ha usado las salidas temporales o definitivas como parte de su sistema de regulación de las afinidades políticas, ello estableció un mecanismo macabro de salidas ilegales donde miles de personas perdieron la vida tratando, sobretodo, de llegar a las costas de la Florida, incentivadas, además, por las facilidades y estímulo desde el exilio cubano en esa región. A la Ley de Ajuste, Cuba reaccionó con la violación fragante de un derecho básico, poniendo en entredicho su propio discurso humanista.
Por décadas el viajar y el viaje fueron la joya del estatus social de la Cuba fidelista o castrista, según de donde se mire; la vara para medir la confianza hacia el gobierno y el partido y el mayor estimulo para los trabajadores a cualquier nivel de la maquinaria estatal. A finales de los años ochenta, dejar salir a la joven intelectualidad de aquellos años liberó la energía inconforme de la primera generación nacida y criada en la revolución y rejuveneció el discurso del exilio, transformando a este último en la fundación de lo que actualmente conocemos como la diáspora cubana: casi dos millones de cubanos y cubanas fuera de la isla.
La reciente medida se articula alrededor de otras tomadas a partir del 2006 cuando Raúl Castro Ruz sustituyó a su hermano en la dirección del país y que están siendo encaminadas a lo que se ha dado en llamar "la actualización del socialismo". Entre esas medidas se encuentran, por ejemplo, la renta de la tierra para la producción de alimentos, la compra y venta de casas y autos y la apertura de pequeños negocios y empresas. Todas estas reformas buscan liberar al estado de responsabilidades con las que nunca pudo cumplir a cabalidad, acarreándole duras críticas por parte de la población. El problema mayor que enfrentan las reformas no es el de sus intenciones, sino el de la credibilidad de las mismas pues en repetidas ocasiones se han promovido cambios que luego fueron eliminados o simplemente caducaron frente a la rápida evolución del contexto mundial. Esperemos que esta vez no suceda lo mismo.
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