El regreso de Sefarad

Podría decirse que España vive un renacimiento cultural sefardí; es bastante común encontrarse en la más simple guía de turismo la recomendación a visitar la judería (o barrio judío) de la ciudad en cuestión, sea Córdoba, Toledo o Granada por mencionar las más conocidas.
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(En la foto el Rey Don Juan Carlos I de España y Abraham Haim, presidente del Consejo de la Comunidad Sefardí de Jerusalén. Se encontraron en audiencia privada el 13 de Marzo en Madrid)

Podría decirse que España vive un renacimiento cultural sefardí; es bastante común encontrarse en la más simple guía de turismo la recomendación a visitar la judería (o barrio judío) de la ciudad en cuestión, sea Córdoba, Toledo o Granada por mencionar las más conocidas.

Para algunos, este despertar cultural hebreo en la península ibérica tiene motivaciones económicas, para otros es sólo el curso natural de una tradición que siempre estuvo ahí, aunque escondida, y que la democracia está devolviendo al lugar que nunca debió perder.

Las más conocidas de estas juderías son las de Córdoba y la Toledo, esta última coronada por el Museo Sefardí donde se guarda parte del legado de la comunidad. Cuando en su libro Aventuras del ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, Cervantes se refiere a Toledo como sitio de buenos traductores, incluso de "una lengua mejor y más antigua" en referencia al hebreo, estaba simultáneamente rememorando la época de Alfonso X , el Sabio, impulsor de la convivencia de las tres culturas, entre ellas la judía que desde los tiempos romano y visigodo había hecho de esa ciudad una de sus más importantes.

Fuera del Museo se puede caminar por las estrechas calles típicas de la época medieval en las que vivieron los judíos, muchas veces separados de musulmanes y cristianos, pero unidos en el comercio, los oficios, la política y las guerras.

Toledo fue refugio para Yoseh ibn Migash, quien a mediados del siglo XII escapó de las invasiones fundamentalistas en Al-Andalus (hoy Andalucía), cuna para Todros ben Yehuda Abulafia, filósofo y poeta del siglo de oro hebreo en España, y residencia para Samuel Haleví, consejero de el rey Pedro I y financista de varias de las sinagogas de la ciudad.

En todas y cada una de estas juderías hallamos un trozo de la historia peninsular, ya sea presentado por iniciativas privadas como es Casa Sefarad, en Córdoba, fundada por Sebastián de la Obra, como gubernamentales en el caso del Centro Sefarad-Israel, en Madrid, creada por el Ministerio de Relaciones Exteriores.

Ambos esfuerzos se encuentran en el deseo de recuperar, recrear y en algunos casos reconstruir la herencia sefardí.

El gobierno español contempla en estos momentos el otorgamiento de la nacionalidad a los descendientes, un proyecto de ley que ha tenido ecos en Portugal donde uno similar se lleva a cabo.

Además de las juderías, o junto a ellas, también la música sefardí está teniendo un despertar tanto en la música folklórica, en artistas como Paco Diez, como en la llamada World Music con cantantes como Mara Aranda, cuyo CD Sephardic Legacy ha tenido un éxito rotundo entre el público que sigue estos ritmos.

Asimismo, el recetario de comida sefardí; la literatura y las artes en general, con varias obras referidas directamente a la huella judía, y conferencias sobre el tema completan un impulso ramificado en organizaciones, asociaciones y proyectos académicos que genuinamente aspiran a un reencuentro con Sefarad, como los judíos llamaron a España y Portugal desde tiempos inmemoriales hasta el día de hoy.

Yo me levantaría, Mara Aranda, CD Sephardic Legacy.

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