Nadie sabe lo que pasará en España este año

La entrada del partido Podemos en el escenario político tiene encendido los platós de televisión y hasta los debates en el parlamento. He seguido a Podemos porque ha irrumpido con un mensaje distinto.
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A man waves a Republican flag as people gather in the main square of Madrid during a Podemos (We Can) party march in Madrid, Spain, Saturday, Jan. 31, 2015. Tens of thousands of people possibly more are marching through Madridâs streets in a powerful show of strength by Spainâs fledgling radical leftist party Podemos (We Can) which hopes to emulate the electoral success of Greeceâs Syriza party in elections later this year. (AP Photo/Andres Kudacki)
A man waves a Republican flag as people gather in the main square of Madrid during a Podemos (We Can) party march in Madrid, Spain, Saturday, Jan. 31, 2015. Tens of thousands of people possibly more are marching through Madridâs streets in a powerful show of strength by Spainâs fledgling radical leftist party Podemos (We Can) which hopes to emulate the electoral success of Greeceâs Syriza party in elections later this year. (AP Photo/Andres Kudacki)

Hoy me gustaría comentar sobre el momento político en la "madre patria", como más o menos irónicamente se le llama a España en algunos sitios de Latinoamérica. He visitado el país con alguna frecuencia en los últimos cinco años, lo que me lleva a considerarme un observador informado, además de los intereses que como investigador académico pueda tener.

La entrada del partido Podemos en el escenario político tiene encendido los platós de televisión y hasta los debates en el parlamento. He seguido a Podemos porque ha irrumpido con un mensaje distinto, muy a tono con los reclamos de democracia en otros sitios y porque de cierta manera ilustra el impacto de las políticas latinoamericanas a nivel global: no es un secreto que varios de los líderes de Podemos fueron asesores políticos en Venezuela y Bolivia y están usando las mismas estrategias electorales de Hugo Chávez y Evo Morales, es decir, acceder al poder mediante el voto popular.

Pero Pablo Iglesias, líder de Podemos, no es el único que ha surgido en los últimos años. Una de las más activas en los escenarios es Ada Colau y su agrupación Ganemos, movimiento surgido contra los desahucios (en España si no pagas la hipoteca, los bancos te echan de casa y sigues con la deuda de por vida...), y que es fuerte en Barcelona, aunque se ha expandido por todo el territorio. De aquella ciudad es también Albert Rivera, de la organización Ciudadanos, concentrada en la crítica de las políticas económicas del PP. A todos estos movimientos, se les unen los nuevos líderes tanto del PSOE, Pedro Sánchez, como de Izquierda Unida, Alberto Garzón, quienes surgieron como necesidad de sobrevivencia partidista en un nuevo contexto histórico.

A todos estos líderes los une el carisma, su preparación profesional, el uso de las tecnologías, y a todas luces un deseo apasionado por el servicio público. Todos se mueven del centro a la izquierda y sus perspectivas van desde la crítica aristocrática del PSOE a la derecha a la revolución ciudadana -el modelo ecuatoriano- de Podemos, pasando por la verticalidad de principios de Izquierda Unida, la tecnocracia de Ciudadanos y la mediación social de Ganemos. Aunque Podemos es el movimiento líder -surgido del 15M (el Occupy Wall Street español)- en este punto se nota cierto desgaste y es casi seguro que, de ganar, deba pactar con algunas de las fuerzas mencionadas arriba.

Lo cierto es que nadie sabe cuál será el escenario que tendrá España a finales de este año cuando hayan pasado todas las elecciones -municipales, provinciales, autonómicas y generales. Las encuestas se suceden día tras día en la prensa y los partidos emiten las suyas propias. El único medidor real ha sido la resistencia del PP en las urnas: ganó la confianza en medio de la crisis a pesar de los recortes sociales y todavía hoy algunos lo ven como ganador en las generales, aunque sin mayoría absoluta. Es cierto también que los votantes eligieron a cinco diputados de Podemos al parlamento europeo a finales del pasado año, lo cual ha sido interpretado como un signo de lo que pueda suceder. En todo caso, la fragmentación de la izquierda española es proverbial si tomamos en cuenta lo que está en juego, y por el momento no ha habido señales de que puedan superarla de cara a un PP unido, bien financiado y con experiencia en el manejo de las crisis. Sólo queda esperar el resultado de las elecciones.

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