Los significados, la sorpresa y los cuestionamientos ilustran la elección del nuevo pontífice de la iglesia católica, un suceso, sin dudas, histórico. Se trata del primer Papa americano - en el sentido continental- , el primer jesuita - una Orden religiosa que en el siglo XVIII fue expulsada de las colonias españolas- y el primero que toma el nombre de Francisco en memoria de San Francisco, el santo de los pobres, los marginados y la naturaleza.
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Los significados, la sorpresa y los cuestionamientos ilustran la elección del nuevo pontífice de la iglesia católica, un suceso, sin dudas, histórico. Se trata del primer Papa americano - en el sentido continental- , el primer jesuita - una Orden religiosa que en el siglo XVIII fue expulsada de las colonias españolas- y el primero que toma el nombre de Francisco en memoria de San Francisco, el santo de los pobres, los marginados y la naturaleza.

Sus primeras palabras públicas fueron: "Mis colegas los cardenales fueron a buscar un Papa al fin del mundo" en referencia a Argentina, nacionalidad del elegido, y país cuyos límites rozan la Antártica. Jorge Mario Bergoglio se presentó así como la cabeza de 1,200 millones de católicos alrededor del mundo, la mayoría de ellos latinoamericanos, en naciones como México, Brasil, Venezuela y la propia Argentina.

Pero apenas se anunció su nombre, múltiples rostros mediáticos del nuevo pontífice comenzaron a emerger, algunos nada complacientes con respecto a las relaciones de Bergoglio con la Junta Militar que gobernó al país suramericano entre los años 1976 y 1983 cuando miles de ciudadanos fueron torturados y desaparecidos, entre ellos dos sacerdotes jesuitas que, según el periodista Horario Verbistki en su libro El silencio (2005), fueron denunciados por el entonces superior provincial de la Orden.

Bergoglio respondió a dichas acusaciones en otro libro titulado El jesuita (2010) en el cual afirma que sí intercedió por sus compañeros ante las autoridades militares. Organizaciones de Derechos Humanos han hecho compadecer a Bergoglio ante los tribunales de Argentina y Francia por otras acusaciones directas contra él y no consta declaración alguna de Bergoglio condenando la violación de derechos humanos en la época de la dictadura.

En oposición a esta imagen, los medios también hablan de un cura humilde viviendo solo en una habitación de la catedral metropolitana de Buenos Aires, que le gusta cocinar su comida, leer a los escritores Jorge Luis Borges y Fiodor Dostoyesky, amante del fútbol, diestro en las nuevas tecnologías y sencillo en el vestir. Como colaborador cercano del carismático Juan Pablo II, el hoy Papa Francisco I viajó a Cuba en 1998, experiencia que plasmó en su libro Diálogos entre Juan Pablo II y Fidel Castro (1998).

Desde el punto de vista de su fe, el nuevo Papa es considerado un conservador que ha recuperado algunas tradiciones en sus misas. Según Gustavo Boquín, antiguo portavoz de Bergoglio, el nuevo Papa es un gran admirador San Francisco de Asís, santo del siglo XIII, renovador de la iglesia católica desde la pobreza, la unidad y el diálogo intercultural.

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