Los amantes pasajeros

Almodóvar es Almodóvar porque se ha metido en la piel de sus compatriotas, haciendo una antropología de la calle y los sentimientos (buenos y malos) naturales de la gente, y al mismo tiempo invitándolas a mirar más allá.
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Soy un incondicional de Pedro Almodóvar y no me avergüenzo de decirlo. Se tiene con los directores de cine la misma relación que con un autor, un músico o incluso un actor o actriz, es decir lo que apreciamos es su interpretación del mundo y su manera de proponer ideas y soluciones para los problemas y situaciones del mismo.

Ser incondicional de un artista no significa que a uno le guste absolutamente todo lo que ese artista hace o dice, sino que sus productos se pasan por un tamiz de complicidades antes de saborearlos a plenitud. Los amantes pasajeros, la más reciente película de Almodóvar, no será su mejor película - ese puesto para mi lo ocupa Todo sobre mi madre- pero sí una de sus más políticamente sarcásticas.

En los últimos tres años - incluido éste- he pasado los veranos en España, siendo un observador curioso de lo que pasa en este país: el movimiento M15, el desbarre de la clase política, la crítica a los bancos y la monarquía, el declive de los negocios y el consiguiente deterioro de las relaciones sociales. Pero también de la rutina fiestera del carácter español - los buenos vinos, las cervezas, tapas y chupitos para reírse de sí mismos e imaginar algo mejor en el proceso de la diversión.

Almodóvar es Almodóvar porque se ha metido en la piel de sus compatriotas, haciendo una antropología de la calle y los sentimientos (buenos y malos) naturales de la gente, y al mismo tiempo invitándolas a mirar más allá. Los amantes pasajeros es eso, una mirada descarnada a la España actual y una crítica radical de las causas de la crisis: el clasismo, la corrupción política y económica a todos los niveles, la hipocresía y los miedos sociales, las maniobras mediáticas y el abandono de las normas mínimas de convivencia.

Pero la película es sobre todo una apelación al lado humano de los individuos, incluso de aquellos que como dice el personaje de Mas, el banquero, hayan "estafado a muchos, pero matado a ninguno". Ese vuelo simbólico de España representado en la compañía Península llega a buen puerto sólo a través del vivir democrático de los personajes, es en la libertad donde, parece decirnos Almodóvar, descansa el único camino y en la práctica desenfadada de los deseos más personales.

Como en todas los filmes de este director, las actuaciones son de primera. Se nota que es una exigencia del director. No hay una sola que se quede por debajo y todas son memorables, incluso las más fugaces. Especial, sin embargo, es la escena del cabaret con la canción "I am so excited" (The Pointers Sisters)- título con el que este film se presenta al público angloparlante. La película empieza un poco lenta, pero levanta con el desarrollo y al final deja con ganas de conocer qué pasará con cada una de las historias.

Los amantes pasajeros es una buena opción cinematográfica para este verano y más allá de mi incondicionalidad con Almodóvar la recomiendo para pasar un buen rato.

En la foto de portada: Pedro Almodóvar, en el centro, dirige a los actores Guillermo Toledo y Cecilia Roth en una escena de su nueva película, "Los amantes pasajeros". (AP Foto/El Deseo)

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