La educación del siglo XXI se concentra en el pensamiento crítico. La explosión tecnológica está poniendo a disposición de la ciudadanía una cantidad de información que solamente usando rigurosos protocolos de valoración, selección y diálogo pueden ayudarnos a entender y solucionar problemas cada vez más complejos y multidimensionales. Este debe ser un tema de interés para padres y estudiantes la hora de invertir en la carrera universitaria.
Hay varios aspectos que serán decisivos para el éxito personal, familiar y colectivo en los años venideros: la alfabetización digital, el dominio de idiomas, al menos dos, además del nativo, y la competencia cultural o la habilidad de relacionarse, trabajar e interactuar con poblaciones de diferentes tradiciones, religiones, valores sociales. Los hispanos y/o latinos, casi por definición, llevamos ventaja en algunas de estas cualidades, pero ninguna de ellas por sí sola es importante: hay que golear en todas y cada una de ellas.
En los 13 años que llevo enseñando a nivel universitario en Estados Unidos he podido ver el cambio acelerado que las nuevas tecnologías ha producido en los modos de acercarse al conocimiento. Cada semestre aprendo de mis estudiantes y colegas una nueva aplicación, un nuevo sitio web o una nueva base de datos que me obliga a reconsiderar la manera en que imparto las materias, ya sea propiciando lecturas en las red que accediendo a videos y presentaciones de todo tipo.
Navegar esa avalancha de ideas y formatos obliga a perfeccionar los recursos críticos e impulsar parámetros de reconocimiento que nos permita familiarizarnos con datos verificables y bajo premisas éticas fundamentadas. Como dice el refrán "no todo lo que brilla es oro" y encontrar aquello que es útil y apropiado sigue siendo una labor sistemática que implica compromiso y, como diría Camila Enríquez Ureña, "horas nalgas" o lo que es lo mismo, tiempo y dedicación al estudio.
Bajo la máscara de la inmediatez y la facilidad para encontrar la información, se esconde lo superficial. Formarse un criterio, más que simplemente una opinión, requiere de una sólida formación histórica, cultural, económica y política que nos permita reconocer aquellas perspectivas importantes para el tema que nos interesa y desde ahí elaborar nuestra propia mirada al asunto.
Durante estos meses de otoño, muchos padres hacen sus investigaciones para encontrar el colegio o la universidad donde estudiarán sus hijos. Además de los costos - algo que igualmente debe ser estudiando cuidadosamente- , la ubicación y facilidades que las diferentes instituciones ofrecen, hay que también pensar en los aspectos anteriores como parte de la inversión en la educación universitaria.
Si eres estudiante visitando algun campus, asegúrate de que tus preguntas sean respondidas con rigor académico; si eres padre o madre, además de los programas de préstamos y ayudas, asegúrate de que las especialidades estén actualizadas y certificadas por las instituciones correspondientes, y si eres educador recuerda que el pensamiento crítico es la mejor herramienta que podemos entregar a las nuevas generaciones.