Hecho en Latinoamerica

Como el resto de Latinoamerica, México reinterpreta sus propios fantasmas históricos y políticos recreándolos incesantemente.
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Si la expresión de lo social puede considerarse la marca del arte latinoamericano, hoy esa marca ha logrado salirse de las élites criollas y penetrar la vida cotidiana de los ciudadanos, dándole herramientas para su auto liberación política, social y espiritual. De todo eso habla magistralmente el documental Hecho en México (2012) del director Duncan Brigdeman. Una obra que desde ya puede considerarse un clásico del cine de la región y una evidencia de la solidez artística de la misma.

A través de las reflexiones de varios de los protagonistas de la cultura mexicana actual: músicos e intérpretes, escritores y chamanes, pero también los rostros severos, alegres y cuestionadores de las multitudes populares se narran los ríos profundos de una nación desigual, étnica, lingüística, y económicamente diversa, que desborda sus fronteras naturales mediante la emigración hacia el norte y cuya identidad se revigoriza en medio del caos, la decepción y los conflictos de todo tipo. Como el resto de Latinoamerica, México reinterpreta sus propios fantasmas históricos y políticos recreándolos incesantemente.

Algunos de los temas que se discuten en la película son la libertad, las tradiciones, los debates indígenas, y el poder ancestral de la Virgen de Guadalupe en la psiquis nacional. Un tema que, sin embargo, está incompleto es el del género y las orientaciones sexuales, a pesar de ser México uno de los países de la región donde los derechos de la comunidad LGTB recibió un impulso importante con la aprobación del matrimonio gay en el distrito federal, cuya sola población de 20 millones representaría varios países en términos numéricos.

Un aspecto particularmente atractivo de la película es que no teme fusionar lo histórico con lo filosófico, lo espiritual y lo popular, logrando trasmitir la cotidianidad de un país extremadamente diverso en todos esos campos y que tampoco tiene miedo a expresarlo abiertamente, ya sea desde las voces de Elena Poniawtoska, Juan Villorro o Chavela Vargas que desde la música de Rubén Albarrán, Alejandro Fernández o Lila Down, entre muchos otros. La banda sonora puede ser considerada la escenografía musical de México en los últimos diez años.

Hecho en México (2012), aunque concentrado en un solo país latinoamericano, sirve de metáfora para todo el sur de la frontera norteamericana, donde la democracia, no sin tensiones, avanza y se consolida con una amplia participación de la población, rasgo contemporáneo que esta película logra captar y comunicar eficazmente.

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