El caso Zurbano

En una acción residual al estilo de lo peor en los años setenta, en Cuba acaban de castigar con un puesto de menor rango al crítico cultural Roberto Zurbano. ¿La razón? Haber publicado un artículo en el New York Times, donde expresaba su opinión acerca de la situación de la comunidad afrocubana, así como sobre las políticas de categorización de esta parte de la población.
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En una acción residual al estilo de lo peor en los años setenta, en Cuba acaban de castigar con un puesto de menor rango al crítico cultural Roberto Zurbano. ¿La razón? Haber publicado un artículo en el New York Times, donde expresaba su opinión acerca de la situación de la comunidad afrocubana, así como sobre las políticas de categorización de esta parte de la población. Lee aquí el artículo del New York Times.

El acto ha dejado perpleja a buena parte de la comunidad académica sobre Cuba, congestionando las redes sociales con mensajes de apoyo a Zurbano, quien es ampliamente conocido dentro y fuera del país por sus libros y ensayos sobre el tema racial y la literatura de la isla. Zurbano estuvo entre los especialistas entrevistados por Henry L. Gate para su serie Ser negro en América Latina de la televisión pública de Estados Unidos.

Horas después de publicado el artículo en el NYT, varios escritores y críticos oficialistas lanzaron un ataque pandillero contra su autor, acusándolo de escandaloso y falta de objetividad, entre otros calificativos. Un día después, Zurbano era cesado en sus funciones como director del Fondo Editorial de la Casa de las Américas, a lo cual, conociendo experiencias similares anteriores, seguirá el ostracismo institucional y el retiro de todo apoyo oficial, al menos por unos años.

La respuesta a las opiniones de Zurbano ha sido desproporcionada. Lo que en otros lugares sería sólo un intercambio público de criterios, en Cuba fácilmente se convierte en una agresión imperialista y un agravio a la revolución. Tal parece que al autor le hubiesen previamente creado un expediente y sólo hubiesen estado esperando la oportunidad para echarle en cara sus opiniones críticas y el texto en el Times fue sólo el motivo público.

En todo caso, la acción contra Zurbano contradice los esfuerzos de renovación y cambio que el discurso gubernamental parece haber estado promoviendo últimamente y envía el mensaje de que la profundidad de la discusión tiene sus límites, especialmente en temas como el racial, que en Cuba siempre se ha considerado nuclear.

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