Cuba postembargo

Como ya es costumbre en el discurso anual de la Asamblea Nacional del Poder Popular, la dirigencia comunista, en este caso en la voz de Raúl Castro, ha repetido que su país está dispuesto a negociar "civilizadamente" con Estados Unidos.
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Como ya es costumbre en el discurso anual de la Asamblea Nacional del Poder Popular, la dirigencia comunista, en este caso en la voz de Raúl Castro, ha repetido que su país está dispuesto a negociar "civilizadamente" con Estados Unidos.

Las comillas son irónicas y refieren a que civilización es un concepto históricamente tenso que a veces contradice sus propios presupuestos, incluida la búsqueda de la justicia: embargar, sitiar y asfixiar por hambre y sed han sido métodos usados por las grandes civilizaciones para derrotar a quienes consideran "barbaros"; los griegos, los romanos, los aztecas y los incas lo practicaron con sus enemigos y así hasta hoy, siendo, precisamente, el ejemplo del embargo a Cuba el más renombrado.

Como sabemos, la terminología civilización/barbarie tampoco es un buen marco conceptual cuando hablamos de América Latina donde tanta destrucción cultural esta dicotomía ha causado a través de los siglos. No hay nada civilizado ni de parte de Estados Unidos manteniendo el embargo a la isla ni de Cuba violando sistemáticamente algunos de los derechos humanos por los cuales, incluso, los fundadores de la independencia nacional lucharon durante tantos años en el siglo XIX.

A la propuesta de Raúl Castro, el Departamento de Estado respondió que sólo habrán negociaciones cuando "el pueblo de Cuba disfrute de las protecciones de los derechos humanos fundamentales y la habilidad de determinar su propio futuro político". En otras palabras, más de la misma retórica de la guerra fría que no dio ni dará frutos en el caso de la política hacia la isla. Estar en contra del embargo no significa apoyar el sistema político cubano, un sistema que el mismísimo Fidel Castro llegó a decir que "ya no funciona ni para nosotros".

La actual administración estadounidense ha lidiado con algunos de los temas más complicados de los últimas décadas tanto a nivel nacional como internacional: recuperación económica, salario igualitario para las mujeres, defensa del matrimonio gay, reforma de salud pública, contención del extremismo islámico, negociaciones internacionales de paz. Entre los asuntos globales, el levantamiento del embargo a Cuba debe convertirse en una prioridad y con ello construir un puente de convivencia hacia el hemisferio.

Si bien el fin de la medida estadounidense entregaría una glamorosa y momentánea victoria a la ortodoxia revolucionaria, a largo plazo impulsaría el proceso de democratización liberal que la isla necesita y al cual el embargo obstaculiza en toda la línea. Si Estados Unidos puede vivir con un Partido Comunista en China (con abiertas violaciones de derechos humanos) no tiene sentido que no pueda aceptar la diferencia ideológica de una parte de la clase política cubana.

Es hora de comenzar a pensar en una Cuba postembargo.

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