Discriminación aspectista: el mal del siglo XXI

La discriminación aspectista o aspectismo se aplica al peso, color de piel, estatura, inclusive a aquellos que se encuentran en la transición de cambio de un sexo a otro.
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Aspectism o lookism , el término original, o discriminación aspectista es aquella discriminación que tiene como base o motus la apariencia de la persona, pero al grupo que sin duda alguna golpea con más fuerza y sin piedad es a quienes son de talla grande.

Para los curiosos en la historia, este término se origina en los años 70's cuando en los Estados Unidos comenzaron tímidamente los grupos de activistas de derechos humanos por las personas con tallas grandes, el primer medio en utilizarlo fue el Washington Post en 1978 y fue este el medio responsable que el término lookism o en español discriminación aspectista, se relacionara única y exclusivamente con la gente de talla grande. Era usado irónicamente con mucho desprecio, el término gordo que en la actualidad está tan mal visto e inapropiado como mongólico, negro u otros, era usado constantemente, dando un trato hostil como irrespetuoso a todos aquellos quienes pertenecemos a este grupo o colectivo.

La discriminación aspectista o aspectismo se aplica al peso, color de piel, estatura, inclusive a aquellos que se encuentran en la transición de cambio de un sexo a otro. Pero hablemos del tema principal, el maltrato a quien comete el "delito" de tener unos kilos o libras de más en una sociedad cada vez más intolerante con la diversidad corporal, con la diversidad de pensamiento, con la diversidad y elección de vida.

En Latinoamérica, además de ser la Embajadora de la ONG Healthy at Every Size (Saludable en todas las tallas) soy pionera en lidiar con casos de discriminación aspectista. Irónicamente fui yo mi primera cliente, cuando me negaron dos veces en dos sitios distintos la entrada a un local nocturno porque mi sobrepeso afeaba la imagen del sitio (palabras textuales de los Gerentes de cada local). Cuando viví esto, pensé mientras buscaba dónde y cómo denunciar esto, cuántas más personas habría o estarían por pasar esta antipática situación.

El año en que lo viví siendo el mes de Febrero el Indepabis (Instituto para la defensa de las personas en el acceso a los bienes y servicios) en Venezuela, Instituto que no tiene mayor injerencia que controlar situaciones irregulares en locales comerciales, tuvieron a bien recibir mi denuncia, que era la número 1,300 en lo que iba del año a nivel nacional. Para los que manejamos estudios sociales y denuncias, sabemos que estos números representan a lo sumo un 20% del número real, cosa que me preocupó de manera alarmante. En el 99% de Latinoamérica no hay organismos que atiendan casos de discriminación aspectista.

Casualmente ese año hubo un caso muy popular en Argentina atendido por el Inadi (Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo) de una mujer discriminada por una famosa aerolínea por su peso, caso que llegó luego de una agotadora y costosa batalla al Tribunal Supremo de Justicia infructuosamente, porque el abuso ganó otra vez.

Preocupa y duele que Latinoamérica encabece la lista de los países más discriminadores por el aspecto del mundo, donde vales por lo que pesas, por cómo luces y no por quién eres.

Hay momentos donde se hace inexcusable y ridícula la forma de quienes han hecho de ésta una forma de vida escudándose en la libertad de expresión, en una preocupación que no es tal por la salud de la persona y un rosario de excusas que ya harto debatido en congresos por quienes nos dedicamos a esto llegamos siempre al mismo punto: se ha subestimado con creces superponiendo otros males de igual importancia el hecho de que están dándose episodios sencillamente inaceptables por no lucir como la sociedad así lo exige. Esto no puede seguir ocurriendo y no se le puede dejar la tarea a dos o tres a que hagan consciencia, me parece una posición muy cómoda: "Ve y defiende mis derechos mientras yo me siento a verte". Eso no es así...

Que no exista ropa para uno, que no se pueda salir a la calle con libertad sin recoger carcajadas y codazos al caminar, que un "mira lo gorda que estás", que una Doña que ni te conoce te dicte sentencia prácticamente de muerte porque tienes unos muchos o pocos kilos de más, o una amiga de la familia o hasta un familiar sin tú pedirlo te recomienden el último médico rock star que está siendo la sensación en los medios -porque probablemente ya ni por su consultorio pase dando puras entrevistas- para que te ayude a resolver el "problema" son formas claras, evidentes y obvias de discriminación.

Se estima que a una persona con sobrepeso le cuesta cuatro veces más conseguir empleo que a una persona en un peso socialmente aceptable. Si hablamos del tema de las parejas, es una novela sin fin, porque la inseguridad y falta de autoestima que lograron inculcarles a las mujeres, ahora la tienen los hombres. Tienen pánico de tener que enfrentarse a la familia, amigos y sociedad como se les ocurra llevar una novia con sobrepeso a casa.

Esto es un tema serio y que nos llevaría a infinitos y complejos análisis. Mi idea u objetivo es que primero se conozca del término, oigo mucho, pero mucho, a la gente llamar racista a quien discrimina por la apariencia, y es incorrecto. Racista es alguien que te discrimina por tu raza u origen racial. Aspectista o discriminador aspectista es aquel que te discrimina por cómo luces; sencillo de entender.

Sin querer extenderme más, cierro por esta semana con una frase de la Antropóloga Alexandra Brewis que dice así:

"Hoy está prohibido hacer comentarios racistas y es políticamente incorrecto rechazar a los homosexuales, pero cuando se repudia a los gordos nadie se molesta. Esta es la última forma de discriminación socialmente aceptada".

Vivamos y dejemos vivir. Con tu cuerpo puedes hacer lo que quieras, pero si no es tu cuerpo resérvate tus opiniones. Como leí en un fotoreportaje meses atrás de una protesta en el Reino Unido: "De mi cuerpo y vestuario, resérvate el comentario".

¡Hasta la próxima!

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