Carta abierta a Angélica Rivera, la 'Gaviota' de México

Con todo respeto, Señora Angélica Rivera, usted sí es una servidora pública. Y supuestamente usted es la "Gaviota" de México. Lástima que no lo vea, que esté ciega a la oportunidad que Dios le dio en sus manos de ser una líder de verdad, y como Juan Salvador Gaviota, enseñarle a cada mexicano, a sus otras "gaviotas", a aprender a volar y a soñar.
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NEW YORK, NY - SEPTEMBER 23: Angelica Rivera, First Lady of Mexico attends 2014 Appeal of Conscience Foundation Awards at The Waldorf=Astoria on September 23, 2014 in New York City. (Photo by Rob Kim/Getty Images)
NEW YORK, NY - SEPTEMBER 23: Angelica Rivera, First Lady of Mexico attends 2014 Appeal of Conscience Foundation Awards at The Waldorf=Astoria on September 23, 2014 in New York City. (Photo by Rob Kim/Getty Images)

Con todo respeto, Señora Angélica Rivera, usted sí es una servidora pública. Y supuestamente usted es la "Gaviota" de México. Lástima que no lo vea, que esté ciega a la oportunidad que Dios le dio en sus manos de ser una líder de verdad, y como Juan Salvador Gaviota, enseñarle a cada mexicano, a sus otras "gaviotas", a aprender a volar y a soñar.

La diferencia esencial entre Salvador Gaviota y la bandada de gaviotas es que él volaba por el placer de volar, y las otras, en su corta visión, solo lo hacían por la comida. Pero no todo es comida en la vida, Señora; no siempre se trata de "¿A ver que puedo tomar, coger o obtener para mí?".

Dice Juan Salvador que el miedo, la ira, y el aburrimiento, también el egoísmo, hacen que las gaviotas tengan una vida tan corta. No saben compartir y viven para sí mismas. No buscan el vuelo más rápido y perfecto. Pero en esencia una gaviota es una idea ilimitada de la LIBERTAD.

Las Gaviotas líderes enseñan a las otras a encontrase a sí mismas, a comprender quiénes son y ponerlo en práctica. Eso es lo que usted tenía que hacer con su pueblo, con sus hermanos, y su gente. Porque sí es una servidora pública, o mejor dicho, usted colaboró públicamente por su candidato que es hoy el primer responsable del destino de México.

Es usted responsable de este gobierno desde el momento que se tomó del brazo del candidato que hoy gobierna. Fue triste verla explicar lo que nadie quiere escuchar, Señora, que usted se lava las manos y se justifica con un pasado que ya no existe. Desde el mismísimo momento que pertenece a la familia que se beneficia del poder y que tiene muchos socios.

¿Qué es ser una Primera Dama, sino representar a cada una de las mujeres mexicanas? Eso es lo que usted vendió en la campaña y colaboró para mejorar la imagen de su esposo y ayudarlo a acceder a ese lugar de acción y compromiso que debe tener un presidente y su mujer detrás del poder.

Usted debería ser esa DAMA por la que cada mujer mexicana siente orgullo y respeta. De esas grandes mujeres que sí fueron GAVIOTAS de verdad y ayudaron a cambiar la historia de una nación, y ejemplos hay muchos.

Que se arremangaron los brazos, se sacaron los diamantes y se pusieron a trabajar por su gente. Usted no es una muñequita de torta, que su función es estar parada, bonita y elegante, en la punta del cake del poder y los millones que pertenecen a los socios. A usted Dios la puso ahí y ahí usted tiene su redención o su peor castigo.

Su cielo o su propio infierno, no hay escapatoria y usted lo eligió. Nadie la obligó a ocupar semejante lugar que le queda chico en ocasiones como estas. Ahí usted hace su mejor papel de heroína o se hunde en la vergüenza de la peor actuación de la historia de las tristes telenovelas que los políticos escriben, para perpetuarse o enriquecerse. Y muchas veces para ser cómplices de derramamiento de sangre y corrupción.

Un gaviota rompe sus limitaciones y le enseña a su bandada, a no vivir esperando comer de las migajas que caen de los botes sino a volar alto y buscar la perfección. A ser libres, porque la libertad es la esencia de las gaviotas. Y muchas veces los líderes se enfrentan a sus enemigos, se arriesgan, se la juegan y dejan el confort, los lujos y la comodidad del mundo de fantasía en cajas de cristal, para incluso, muchas veces, manchar sus alas de fango dejando el glamour para buscar un mejor lugar en la historia , no el de los mejores peinados, más bien de los hechos más humanos.

Usted debe estar ahí con cada madre destrozada y desangrada por la desaparición de cada estudiante. Usted debe estar secando cada lágrima o transpiración de cada mujer mexicana que tiene que salir a buscar el pan o la justicia que le fue robada por los narcos o por el gobernador de turno.

Sáquese el maquillaje, ya que no lo necesita, deje ya ese peinado de Televisa y mire a su gente a los ojos, y pregúnteles, "¿qué necesitas?", "yo soy tu Primer Dama, yo soy la mujer del mandatario, yo soy tu servidora número uno".

Venda esa casa ya mismo y haga historia en su país, pida perdón por su lujuria y dé el ejemplo. Lleve a su pueblo mexicano a la orilla del mar y muéstrele que ¡SÍ SE PUEDE!... Que se puede volar más alto, que un nuevo horizonte de esperanza al cruzar las aguas turbulentas y violentas.

Dios le dio una tremenda historia de heroína y usted no la está interpretando, pero sí esta cobrando. Usted no es exclusiva de nadie más que de su conciencia y del legado en la historia de México, porque será recordada, Señora.

Ponga su estrella y sus manos en el corazón de cada compatriota y de cada mujer. No sea cómplice de interpretar su peor papel, la de mala, que le queda pésimo... Cuando su pelo se caiga y su rostro envejezca, solo quedará lo que hizo... como Gaviota.

¿A dónde voló?, ¿a quién ayudó?, ¿sus alas abrigaron la responsabilidad que le otorgaron, o sus alas se mancharon de sangre y dolor en este corto vuelo por el poder y la confianza de la gente?

El CIELO ES AQUÍ DONDE UNO ESTÁ, Y ACÁ HAY QUE BUSCAR LA PERFECCIÓN EN EL VUELO ( JUAN SALVADOR GAVIOTA).

La casa de gobierno no es un set de ensayadas actuaciones, es la base del futuro, el trabajo y la justicia para un país entero. Usted tiene, por lo menos, 43 razones para ser una Primera Dama, que siempre fue, es y será un servicio público, Señora, ¡siempre!... En la política, atrás o adelante, es usted una servidora.

¡Póngase a trabajar y hágase cargo!... O hace un gran papel o un gran papelón como hasta ahora.

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