Hoy día puedo decir que Chile es un país cercano a México en muchos sentidos y no sólo en lo económico, comercial o político; yo por ejemplo recuerdo haber sido ferviente aficionado de Condorito durante mi infancia en los 80 cuando esta viñeta era muy popular en mi país, de aquí fueron mis primeras nociones sobre aquella lejana tierra. A nivel histórico, durante las guerras de independencia, ambos fueron aliados, y gracias a los navíos chilenos, (que originalmente venían para apoyar la insurrección pero que terminaron como mensajeros) las baja californias se enteraron de la independencia de México. Los dos comparten un pasado común con sus pueblos nativos sometidos por los españoles, de hecho, las dos naciones mestizas acaban de cumplir su bicentenario en la misma fecha.
Acercamientos culturales entre los dos pueblos como naciones independientes se han dado desde mediados de 1800 durante la fiebre de oro en California cuando los chilenos hacían escala en la Costa Chica de Guerrero y Oaxaca para abastecerse de provisiones. En estos estados algunos de ellos se arraigaron para echar raíces, incluso en esa zona surge un género de música mexicana llamada "chilena" que mezcla la música traída por los marineros del país sudamericano con los ritmos mestizos de esa región en el sur de México.
La migración chilena a México data de finales del siglo XIX pero se dispara a partir de la gran migración de mediados de los 70 durante el exilio que provocó la dictadura de Pinochet. Los chilenos han tenido importantes aportaciones culturales a la nación azteca a lo largo de la historia, sus dos premios nobel radicaron aquí: la poetisa Gabriela Mistral y el poeta y diplomático Pablo Neruda. Otros chilenos notables también han vivido en México, como Vicente Huidobro, el tenor Ramón Vinay o el aclamado Alejandro Jodorowsky, quien durante 15 años se radicó en el país norteamericano donde, le guste a quien le guste, revolucionó al cine mundial.
Estos fuertes vínculos culturales fueron el estímulo que me motivó para conocer ese gran país, el más largo del planeta y uno de los más lejanos. Chile es la frontera del continente, un rincón del mundo tendido a lo largo de la cordillera de los Andes y el océano Pacífico en una extensa y angosta franja costera, el país es pura naturaleza, lleno de especies endémicas y lugares de ensueño: desiertos, lagos, valles, dunas, glaciares, volcanes y ríos, muchos ríos, de hecho su nombre tiene un origen nativo, proviene de la lengua mapuche (mapudungun), CHILEUFU o "País de los ríos eternos".
Me encontré con que los paisajes allá son totalmente oníricos, las dunas en el seco norte del desierto Atacama, los lagos y bosques del verde sur de la Patagonia, los glaciares de hielos milenarios o los cientos de fiordos esparcidos sobre el mar hacen de Chile una maravilla natural casi intacta por la humanidad. Santiago queda en medio del territorio continental en un cerrado valle a los pies de la imponente cordillera, se caracteriza por su modernidad y, aunque batalla con la contaminación, es sin duda una de las ciudades más sustentables y prosperas de la región.
Es realmente de los países más bellos e inexplorados de América Latina, con uno de los índices más altos en calidad de vida y desarrollo humano es un ejemplo de progreso a nivel mundial, desde el tema económico hasta el tema social, la nación austral esta en los primeros lugares en prosperidad y seguridad, ahí los niveles de crimen, analfabetismo y de pobreza extrema son realmente bajos. Chile tiene mucho que ofrecer, sus paisajes hipnotizadores, su exquisita vinicultura, su variada gastronomía marítima y la amabilidad de su gente lo hacen un país realmente encantador, para mí lo fue, no sólo los Andes que me recordaron a las sierras mexicanas, o sus costas en el Pacífico a las nuestras, el idioma, la cultura, la historia, la ciencia o la educación siempre han sido los verdaderos vínculos entrañables y fraternos que unen a los dos pueblos latinoamericanos.
