Esclavitud voluntaria

La esclavitud aborda una parte muy franca sobre los aspectos fundamentales de nuestro mundo contemporáneo. Hoy, más que nunca, se diversifica en la humanidad. Sus prácticas análogas, que van desde la explotación y mutilación sexual hasta el apartheid y ciertas prácticas de regímenes coloniales, la convierten en uno de los mayores exponentes de la desigualdad social. En Puerto Rico, se percibe una mentalidad análoga a su definición que, en efecto, nos sumerge diariamente en este caos de país que vivimos.
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La esclavitud aborda una parte muy franca sobre los aspectos fundamentales de nuestro mundo contemporáneo. Hoy, más que nunca, se diversifica en la humanidad. Sus prácticas análogas, que van desde la explotación y mutilación sexual hasta el apartheid y ciertas prácticas de regímenes coloniales, la convierten en uno de los mayores exponentes de la desigualdad social. En Puerto Rico, se percibe una mentalidad análoga a su definición que, en efecto, nos sumerge diariamente en este caos de país que vivimos.

Tampoco exageremos nuestra visión sobre la esclavitud, es decir, no es necesario imaginarse al sujeto subordinado que recibe directrices de una figura superior por medio de golpes y latigazos. A mi entender, la esclavitud moderna se da por medio de los estilos de vida que la mayoría de la sociedad adopta (pensemos en el capitalismo). Gran parte de ella vive con una mentalidad de consumo excesivo e innecesario que sólo aporta más a las ganancias de los intereses capitalistas. Esa misma mentalidad de mercadear servicios o consumo, se ha filtrado en otras instituciones ajenas a la comercial y empresarial, como la educativa.

La tradición de comprar todo lo que no necesitas luego de dar "gracias" por todo lo que tienes llamada "viernes negro", la acampada de 24 horas para comprar donas de Krispy Kreme, las 300 personas reunidas para comprar zapatillas deportivas valoradas en $185 (con provisión para sólo 120 personas), son todos humildes ejemplos sobre los hábitos y las reglas de conducta admitidas y practicadas por la cultura puertorriqueña actual.

Y mientras la isla sigue derrumbándose a causa de todas sus disparidades, el Estado responde con una simpática campaña mediática titulada "Somos más grandes". El problema con esto es que el nacionalismo romántico sólo sirve para dar ciertos aires de optimismo en el público general; aviva el espíritu, pero no educa. La gente no lee, no se instruye y los otros aspectos en los que no somos "más grandes" como la corrupción, el desempleo, la droga, las enfermedades mentales, la dependencia, la politiquería, el chisme y un largo etcétera, no se solucionan alimentando egos con mensajes positivos. Se trata del eterno complejo de la estrechez geográfica.

Debo decir que identificar la raíz (o raíces) de todos estos males sociales no es tarea fácil. Por un lado tenemos la influencia directa ejercida por la 'gran nación' pluriestrellada, por el otro, el innegable hábito puertorriqueño de adaptar estilos de vidas ajenos por evitar esfuerzo físico e intelectual. La ausencia de una mentalidad éticamente correcta, la falta de valores (y no hablo de aquellos inculcados por medio de campañas blandengues), y la proliferación de la cultura de la "pala", que tanto desanima y corrompe.

Todas estas acciones de la sociedad me hacen pensar que no se trata de una esclavitud impuesta como hicieron los españoles a los africanos, sino de una esclavitud (inconscientemente) voluntaria. ¿Quién abole eso?

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