La "guerra contra las drogas", iniciada por el Presidente Nixon fue un fracaso. El castigo no eliminó el problema. Lo ha incrementado o lo ha estabilizado. Las prisiones están repletas de personas por el delito de posesión, consumo o distribución de la droga y parece una epidemia en un ciclo vicioso sin cura.
Si opino demasiado acerca de la entrada en vigor de la venta legal de marihuana en Colorado entró en un terreno con ribetes morales, y más de una vez me he preguntado si tiene algo que ver. Honestamente, no estoy clara y nadie me ha logrado convencer.
Con el consumo de la droga con fines medicinales ni siquiera tengo dudas, sin embargo no tengo una postura tan firme con el uso de la hierba con otros fines. ¿Será entonces como tomarse socialmente una copa de vino? ¿Me gustaría ver a mi hija consumir marihuana aunque sea en pequeñas cantidades?
¿Adónde vamos?
Colorado se convierte en la primera jurisdicción en Estados Unidos que permite un sistema legal para la compra, venta y consumo público de la hierba. El estado de Washington se prepara para hacerlo en los próximos meses.
Si el "experimento" funciona le seguirán más estados.
Hasta el momento, 136 tiendas portan la licencia para la venta de la marihuana recreativa en Colorado. Todos estos establecimientos ya vendían el cannabis con fines medicinales. Así que entrenados están.
Se espera que más de una significativa cantidad de tiendas abran dentro de poco a lo largo de Colorado. La economía local tendrá una inyección de más de $200 millones anuales por el concepto de venta de la hierba, según los expertos.
Con el "experimento" llegaron las regulaciones, pero las reglas no quitan los peligros que se avecinan.
¿Quién garantiza que los menores de 21 años - que nominalmente no pueden efectuar la compra - no tendrán acceso al consumo ayudados por otros con la edad requerida para la compra? ¿Hasta dónde hay conciencia social, especialmente en los jóvenes, para saber aplicar el sentido común de interrumpir el consumo sin que conduzca eventualmente a la adicción? ¿Quién garantiza que ahora en vez de conductores ebrios las cifras de conductores drogados se incremente?
Moraleja de paso: si se "moraliza" el asunto, hay más cuestionamientos que respuestas. Siento que esta decisión es histórica, pero es un peligro en potencia.
De acuerdo con Mark Osler, profesor de derecho en la Escuela de Derecho de la Universidad de St. Thomas en Minnesota, y quien fue fiscal federal, lo que fascina del debate en que "pone en conflicto dos corrientes del pensamiento político de Estados Unidos: el federalismo y el moralismo".
Si se mira desde la responsabilidad del gobierno federal, éste no tiene la intención de involucrarse por el momento: el Departamento de Justicia espera para ver qué sale del "experimento" de Colorado. Si se le va de las manos, deberá actuar. Recién entonces el problema pasará a ser un asunto federal.
Los que se oponen, siguen en la defensa de la moral y principios públicos, de que hay que seguir aplicando las leyes federales contra las drogas.
¿Pero qué ha pasado en todos estos años? ¿Nos hemos engañado?
El debate está sobre la mesa: ¿estamos abriendo un ambiente más saludable, menos restrictivo y que económicamente aportará a la economía estatal? ¿Habrá menos consumo y menos delincuencia porque eventualmente el mercado negro se debilitará? ¿Comenzará otro mercado ilícito de quienes tienen el dinero para la compra legal y empezarán a acumularlo para vender el producto?
Muchas de estas respuestas, nos llevan al mismo punto de por qué surgió la venta legal: para detener la actividad ilícita.
Esperar y esperar a ver qué sale de tanto humo. Esto no es un tema de moral. Al fin de la jornada es muy político.