No quiero resoluciones: 'Quiero bailar'

Me trazo pequeñas metas, y a muy corto plazo, y las cumplo porque todas las fichas están en la mesa y simplemente hay que ordenarlas. Ninguna tiene que ver con posesiones materiales porque lo único que necesito es mi cuerpo para bailar.
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new year resolutions

La frase del título no es mía. La robé. Y la robé a una mujer que vive la vida a tope.

Hace dos años que no escribo resoluciones, y sin criticar a quienes lo hacen, han sido los dos mejores años de mi vida.

Honestamente, yo me complicaba con mis resoluciones .Tenía un talento extraordinario para trazarme las metas más inalcanzables.

El logro que yo tenía cuando escribía mis resoluciones es que no las olvidaba, pero eran tan difíciles en su logística que llegaba el último día del año y seguían siendo eso: resoluciones.

Después de enfermedades que he vencido junto a mi familia, de muertes de seres queridos, de ver la fragilidad de la vida, intentaría escribir resoluciones, pero ya no puedo. Ya no sé qué escribir. Tengo una sola y podría resumirse en: Quiero bailar.

Quiero bailar la vida con el ritmo que me traiga.

Me sobran las cosas materiales, el dinero me alcanza para ser una proveedora decente, puedo ayudar a otros, he aprendido a ser mejor ser humano con mis familares que sufren una discapacidad y hasta siento compasión por quienes van por la vida cargados de egoísmo y envidia... ¿Puedo pedir algo más?

No quiero carros nuevos, no me interesa comprar casas, tampoco quiero cambiar las que tengo, y pienso que a los ojos de muchos debo ser una gran loser.

Y si es así, está muy bien entonces. Yo quiero bailar.

Hace tiempo que tengo muy claro lo que quiero y adónde voy, entonces mis resoluciones, son un estado y una actitud permanente de vida. Ellas van conmigo en mis rezos, en mis plegarias, cuando me arrodillo frente a mi Dios, cuando me río, cuando lloro.

Me trazo pequeñas metas, y a muy corto plazo, y las cumplo porque todas las fichas están en la mesa y simplemente hay que ordenarlas. Ninguna tiene que ver con posesiones materiales porque lo único que necesito es mi cuerpo para bailar.

Admiro a los que en sus resoluciones se fijan dietas, asistir como tortura a un gimnasio y me apena ver cómo no ha terminado enero y ambas cosas son un verdadero martirio.

Las primeras semanas del año evito ir a mi estudio de yoga porque es difícil practicar una disciplina rodeada de un ambiente con compromisos tan efímeros. Las resoluciones pueden ser así.

Consumo kale y ginger porque me gusta desde hace años, mucho antes de que se volviera una moda y Whole Food Market lo impusiera. Pero me apasiona el kale y el ginger en la misma medida que veo a quienes disfrutan un huevo repleto de grasa en una bandeja paisa.

Entonces como consumo green, bandeja paisa, no creo en el gluten free, he visto partir de forma repentina a seres muy queridos sin poderles decir adiós, no hago resoluciones y sí, lo que quiero es bailar.

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