Como moda al fin, hasta los que no son ávidos lectores, han comprado alguno de los libros de la trilogía de E L James compuesta por "Fifty Shades of Grey", "Fifty Shades Darker" y "Fifty Shades Freed", que se convirtió en el fenómeno editorial - no necesariamente literario - del 2012 en Estados Unidos.
Cada libro, con toda la licencia de la equivocación, ha cambiado la forma de abordar los temas sexuales, especialmente entre las mujeres, y ver escenarios íntimos un poco enfermizos -bajo el lente prejuiciado de muchos- como simples eventos de intimidad entre un hombre y una mujer.
Entre las mujeres, el libro ha provocado una especie de fascinación, parecida a las novelas rosas que cualquiera de nuestras abuelas pasó de mano en mano y leído con espontánea fluidez mientras les hacían un manicure o esperaban en la cita del doctor.
Entre las aburridas de la rutina del matrimonio, la obra ha creado interés, ansias de aventuras o al menos la esperanza de que a su marido se le ocurra un día invitarla a un restaurante de lujo, y proponerle que se ponga el mejor de sus vestidos pero sin ropa interior, y así poderla tocar mientras prueban el más gourmet de los platillos.
Entre las solteras, ha generado ilusiones de que existen los Christian Grey, que son ricos, las tratan como reinas, les hacen el amor con osadía, las obsesionan de placer y las elevan a los deseos más carnales, para finalmente confesar que se han enamorado y que el compromiso es lo único que se ajusta a lo que empezó como ferviente calentura.
El primer libro, "Fifty Shades of Grey", es un catálogo explícito de conquista y encuentros sexuales entre el dominante y misterioso ejecutivo Christian Grey y la inocente estudiante, Anastasia Steele, quien cede su virginidad ante el sadomasoquismo de este hombre, y quien aprende lo que es el sexo loco, atrevido, osado, desbordado de antojos y placentero en todas sus variantes.
Christian Grey, el símbolo, enamoró no sólo a Anastasia sino también a muchas mujeres más. Más de una sueña encontrarse con un hombre que siquiera se acerque a su grado de creatividad sexual. Y Christian Grey, el personaje, ha hecho que las mujeres no sólo hablen más de sexo, sino que lo hagan de forma diferente.
Según el Wall Street Journal, la trilogía alcanzó ventas de 20 millones en Estados Unidos en la primera semana de julio. Una de las razones del éxito ha sido la recomendación directa de un lector a otro, seguida por la atención de la prensa y el interés de las damas, sin importar edad, y que ven en la trilogía una literatura de pornografía suave.