WhatsApp + Facebook, ¿LOL?

Una presentadora de la televisión en inglés, por lo general bien informada, reconoce al comentar la noticia de la compra de WhatsApp por Facebook, que no había oído nunca hablar de esa plataforma de mensajería móvil instantánea.
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Una presentadora de la televisión en inglés, por lo general bien informada, reconoce al comentar la noticia de la compra de WhatsApp por Facebook, que no había oído nunca hablar de esa plataforma de mensajería móvil instantánea.

El comentario sorprende a primera vista, al referirse a una empresa por la que Zuckerberg and Co. han accedido pagar 16 mil millones de dólares entre efectivo y acciones.

Este sería según Bloomberg el acuerdo de mayor monto en el mundo de internet desde que AOL compró se fusionó con Time Warner en 2001 en una transacción valorada en 164 mil millones de dólares. La mención de este dato es puramente por motivos de comparación, no para traer a colación el tema de los valores que se desinflan--no queremos, ni por casualidad, atraer otra burbuja en la industria digital. Toco madera.

Las reacciones en las redes cubren un amplio rango de sentimientos. Vemos desde las preocupación por lo que la compra pueda significar para los usuarios de WhatsApp y Facebook en materia de privacidad (la amiga Antigurú se horroriza ante la posibilidad de que los algoritmos de ambas plataformas unan fuerzas para husmear en las interioridades--léase vida sentimental--de los incautos internautas) hasta los comentarios en el grupo de Facebook de los ex empleados de Yahoo!, donde algunos ven la buena fortuna de sus antiguos colegas, ahora flamantes multimillonarios, como una señal de que Yahoo! no da en el clavo aprovechando el talento.

Sin embargo, al mirar un poco más se nota que el comentario de la presentadora no dio una nota discordante. No fue ella la única en preguntarse qué es WhatsApp, cuando incluso un importante diario como USA Today se vio inclinado a publicar la nota explicatoria. El hecho es que se trata de una marca poco conocida en Norteamérica, mientras en el resto del mundo es extremadamente popular. Precisamente la plataforma le hizo la boca agua a Zuckerberg con sus más de 450 millones de usuarios activos, a quienes se suman grande volúmenes constantemente pues se mantiene entre las primeras en las listas de las más descargadas.

Algunos estimados del total de usuarios (activos o no) la pondrían con mas de 100 millones, y aunque esos números son imprecisos porque no se revela un número oficial, el propio comprador dijo que espera un crecimiento a más de mil millones de usuarios.

Con esas expectativas, la movida de Facebook subraya el hambre de audiencia que vive el sector y podría indicar también un paso más hacia los objetivos altruistas de la empresa de conectar a poblaciones hasta ahora olvidadas por las redes.

WhatsApp goza de popularidad particularmente en áreas del mundo en desarrollo como India y África, debido a que permite comunicarse sin pagar a las telefónicas por los mensajes de texto, incluso desde teléfonos de generación no tan avanzada.

Ahora, Facebook no es una organización caritativa y tiene que generar dinero. La pregunta (literalmente) millonaria es cómo esta adquisición va a ayudarles a traer ingresos que justifiquen la inversión y por supuesto, qué impacto esto tendrá para nosotros, los usuarios.

Con los nuevos millones de pares de ojos de quienes no estaban ya en Facebook, la publicidad sería una avenida, pero ¿quién quiere ver anuncios en su mensajero? ¿O hacer click en un anuncio que le saque de una animada conversación? No en balde los creadores de WhatsApp se declaran alérgicos a la publicidad. Lo que queda sería aumentar el precio de la aplicación, porque con 1 dólar que se paga ahora, la cuenta definitivamente no da. Esto sería un riesgo porque WhatsApp no es el único tren en la estación, en especial si se apunta a regiones pobres del planeta.

Con las presiones de Wall Street renovadas por el acuerdo, este sería el momento de esperar un modelo innovador que refleje las nuevas formas en que nos relacionamos digitalmente entre personas y con los medios. Si no aparece, y esta compra acaba uniéndose al panteón histórico de las peores transacciones de la industria, no digan que fue mi culpa por mencionar aquí el caso AOL-TimeWarner.

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