El cielo y la tierra pasarán, antes que La Palabra de Dios falte

Esta validez de la Palabra de Dios la constato en este día tan especial en que por la gracia de Dios tenemos un nuevo Papa, que con su sola presencia nos habla de un Dios que no nos ha abandonado y que sigue cumpliendo su Palabra.
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"El cielo y la tierra pasarán, antes que La Palabra de Dios falte y que todo se cumpla", Mt 5,18.

Queridos amigos lectores y lectoras, hoy después de una considerable pausa vuelvo a escribir y es que en medio de tanta actividad es preciso hacer un alto y volver a revisar las cosas que nos sostienen e impulsan, por eso quiero apuntalar bien una cosa que nos servirá de mucho si la acogemos.

Me preguntaba: ¿cuáles eran mis cimientos? Incluso, si era posible mantener cimientos cuando tantas cosas, en el día a día van cambiando. Y estas preguntas se van volviendo importantes cuando quieres vivir una vida coherente y con sentido; cuando quieres disfrutar de este don tan maravilloso de la vida.

Y una vez más la Palabra de Dios sale a nuestro rescate, porque Dios es tan cercano que no nos deja en ascuas y en el texto que les voy a compartir encontré algo que llena de alegría al corazón, miren lo que dice: "Antes pasarán el cielo y la tierra que falte una iota o una tilde de la Ley hasta que todo se cumpla", Mt 5,18. ¡Qué certeza tan contundente!

Jesús, al proclamar que no ha venido a abolir la ley y los profetas sino a darles plenitud, nos afirma que ha venido a llenar de sentido todo lo que se ha escrito para que tú y yo seamos totalmente felices. Porque esa es la voluntad de Dios al revelarse y hablarnos en la persona de Jesús.

Él, que es la VERDAD, nos asevera que podemos confiar en Él, en SU PALABRA, y se atreve a poner la validez de esta PALABRA como más contundente y estable que el propio cielo y la tierra. ¡Wao, qué garantía tan impresionante! No es un aval caduco, ni falaz; sino que Él, que vive desde la Eternidad se pone como fiador, jura por sí mismo y es fiel a sus promesas.

Ahora bien, esta Buena Nueva, la hemos recibido nosotros, tú y yo; (nos enseña la carta a los Hebreos), y ante este acontecimiento te sugiero que, no nos suceda como a aquellos que no les aprovechó la palabra oída, porque no se unieron por la fe a quienes la siguieron. De hecho, los que hemos creído este mensaje y ponemos nuestra esperanza entramos en el descanso del Dios Vivo.

Entrar en la presencia de Dios es vivir en su compañía y descubrir que, Él vela por mí y que puedo confiarme y abandonarme totalmente en su amor; es entrar el reposo de Dios, y descansar también de mis tareas, como Dios descansó de las suyas.

Esta dimensión de la Fe nos permite ver a Dios, cercano y amigo, fiel y auténtico. Sin embargo, ¿quiénes pueden ver esto?

Respondamos con las palabras san Teófilo de Antioquía, obispo, a Autólico: "Ven a Dios los que son capaces de mirarlo, porque tienen abiertos los ojos del espíritu. Porque todo el mundo tiene ojos, pero algunos los tienen oscurecidos y no ven la luz del sol. Y no porque los ciegos no vean ha de decirse que el sol ha dejado de lucir, sino que esto hay que atribuírselo a sí mismos y a sus propios ojos. De la misma manera, tienes tú los ojos de tu alma oscurecidos a causa de tus pecados y malas acciones".

Y me dirás que, ¿cómo puedo estar seguro de que no me miente, o por qué hay situaciones en las que parece que no escucha o no le importa?

Te contesto que, las manifestaciones y comprobaciones de su eficacia y veracidad son abundantes, pero sucede que como, cuando en el espejo se produce el orín, no se puede ver el rostro de una persona; de la misma manera, cuando el pecado está en el hombre, el hombre ya no puede contemplar a Dios.

Sin embargo, Jesús declaró con toda seguridad: "En verdad, en verdad os digo que el que escucha mi palabra y cree en el que me envió tiene vida eterna, y no viene a juicio sino que de la muerte pasa a la vida", Jn 5,24.

Esto se ha verificado durante los siglos y les digo: sigue ocurriendo en la vida de tantos y tantos que se atreven a confiarse en Él; mis muy queridos lectores, esta validez de la Palabra de Dios la constato en este día tan especial en que por la gracia de Dios tenemos un nuevo Papa, que con su sola presencia nos habla de un Dios que no nos ha abandonado y que sigue cumpliendo su Palabra: "Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo", Mt 28,20.

Y como dice el Evangelio: "el que oye estas palabras y las pone en práctica, es alguien prudente que edificó su vida sobre roca".

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