Las vueltas de la política nos lleva al primer debate presidencial.
¿Dije debate?
En realidad lo que ocurrió el miercoles pareció un festín del candidato republicano Mitt Romney. El hizo lo que quiso con el Presidente Barack Obama.
Romney le dijo al mandatario que estaba equivocado, le dijo que nunca escuchó eso en su vida refiriendose a lo que muy serio decía Obama... y el presidente sonreía y nada más.
Me vecino Pepe, con quien yo veía el debate, se puso a llorar y me dijo que el encuentro político le hacia revivir el dolor que sufrió en la pelea entre Chávez Junior y Maravilla Martinez.
"Obama nunca sacó el gancho de Bain, me decía Pepe. "Obama no uso la combinación esa del millonario-pedante-desconectado-de-la-realidad."
¿Y que pasó con ese mortífero directo del 47 por ciento? ...nunca saco ese golpe.
"Obama se parecía tanto al Junior, que hasta sonreía cuando le pegaban," se lamentaba mi vecino.
Claro, un debate no es una pelea de box, pero las similitudes estan allí.
Los dos rivales están solos cara a cara, dependen de sus propios recursos y de su preparación. En ese momento no hay nada más que uno contra otro, de ahí sale un ganador y un perdedor.
Obama tiene la suerte que, para seguir en términos boxísticos, este es solo un round de una pelea de tres.
Todavía se puede recuperar pero debe recordar de no cometer el error de Chávez Junior que recién se despertó y reaccionó cuando ya era muy tarde.
El debate en fotos en HuffPost Voces:
Hasta la próxima vuelta.
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