Peligra la Ley de Derecho al Voto

El debate en la Suprema Corte de Justicia sobre la Ley de Derecho al Voto (Voting Rights Act) es un caso de magnitudes históricas. No solamente porque está en juego la estructura de los derechos civiles conquistados luego de largas luchas en los años sesenta.
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Marchers, hand in hand, walk past a fellow marcher waving an American flag, during the Selma to Montgomery march, held in support of voter rights, Alabama, late March, 1965. (Photo by Robert Abbott Sengstacke/Getty Images)
Marchers, hand in hand, walk past a fellow marcher waving an American flag, during the Selma to Montgomery march, held in support of voter rights, Alabama, late March, 1965. (Photo by Robert Abbott Sengstacke/Getty Images)

alabama

El debate en la Suprema Corte de Justicia sobre la Ley de Derecho al Voto (Voting Rights Act o VRA) de 1965, que inició en la semana con la presentación de argumentos, es un caso de magnitudes históricas. No solamente porque está en juego la estructura de los derechos civiles conquistados luego de largas luchas en los años sesenta. Lo llamativo del proceso judicial radica en las posturas contrarias a la ley, expresadas públicamente durante los debates preliminares, por miembros de la mayoría conservadora en el máximo tribunal.

Con base en declaraciones de extraordinaria militancia partidista por parte de los magistrados, expertos están vaticinando como probable que partes de la ley o incluso toda ésta sean declarados inconstitucionales y nulos.

Es el caso llamado Shelby County vs. Holder. Ese condado en Alabama pide declarar que la ley es discriminatoria, porque no se aplica a todo el país.

¿De qué se trata?

Era la cúspide del movimiento por los derechos civiles y la igualdad de derechos a los afroamericanos. Cien años antes fue necesaria una guerra civil para obligar a los estados del Sur a liberar a los esclavos. Desde entonces se multiplicaron leyes estatales discriminatorias tendientes a impedir que los negros voten y sean electos. Se hizo con excusas, engaños y disfraces, tratando de esconder el racismo inherente a ellas con supuesto sentido común.

Una ley de Oklahoma en 1915 facilitaba el voto sólo si los abuelos de uno lo habían hecho antes de 1867, algo imposible si eran esclavos.

Hasta 1962 en cinco estados había que pagar una cuota para poder votar: Virginia, Alabama, Texas, Arkansas y Mississippi, todos ellos del Sur. Fue necesaria la Enmienda 24 de la Constitución en ese año para dar fin a esa práctica clasista y racista.

En los estados del Sur - y otros - se exigía pasar un examen de lectura y educación especialmente diseñado. En barrios negros las oficinas de registro de votantes estaban abiertas solamente los lunes.

Las escuelas estaban segregadas racialmente en el sur, por ley. En algunos distritos, lo siguen estando.

La lista es larga, las penurias conocidas.

Para combatir estas acciones el Congreso aprobó en 1965 - por amplia mayoría en ambas cámaras - la Ley de Defensa al Voto, continuación lógica de la de Derechos Civiles del año anterior. Codifica la prohibición a la discriminación en el voto en todo el país, con base en la enmienda 15 de la Constitución, aprobada en 1870, y que dice:

Sección 1. El derecho de los ciudadanos de los Estados Unidos a votar no será negado o disminuido por los Estados Unidos o por cualquier Estado debido a raza, color, o condición anterior de servidumbre.
Sección 2. El Congreso tendrá el poder de hacer cumplir este artículo a través de la adecuada legislación.

Clave y esencial en la ley es su inciso 5. Aquí se puede leer el texto completo. Según el mismo, cualquier nueva legislación electoral en ciertas áreas notorias por su historial de discriminación requiere la aprobación previa del Departamento de Justicia.

El inciso 5 es aplicado actualmente en la totalidad de Alabama, Alaska, Arizona, Georgia, Louisiana, Mississippi, South Carolina y Texas, en la mayor parte de Virginia y en ciertas localidades de California, Florida, Michigan, New Hampshire, New York, North Carolina y South Dakota.

La vigencia de la ley fue extendida la última vez, por iniciativa del expresidente George W. Bush y por 25 años en 2006.

Pero no sin incidentes. Ochenta republicanos en la Cámara de Representantes se opusieron a la ley porque autorizaba producir boletas de votación bilingües - en inglés y en español - en distritos con amplia población hispana. En la ocasión, los congresistas firmaron en apoyo una declaración de Steve King, republicano de Iowa y uno de los máximos oponentes a la reforma migratoria, con base a que "el pueblo de esta nación quiere que se hable inglés".

En 2009, la Suprema Corte limitó la jurisdicción del gobierno federal y su derecho a definir distritos electorales que favorezcan a los afroamericanos

Y el año pasado, pocos meses antes de las elecciones presidenciales sobrevino una avalancha sin precedentes de 186 leyes de corte racial y discriminatorio en 37 estados, como parte de un desesperado intento de limitar el voto afroamericano y latino. En 15 estados, estas regulaciones sobrevivieron las apelaciones y se aplicaron en las elecciones. Aquí está la lista.

Por ejemplo, en Virginia, Texas, Tennessee, Pennsylvannia y otros se requirió un documento de identidad con foto - con insuficiente tiempo para que los ciudadanos lo obtengan.

En Florida se limitaron los horarios de votación adelantada; el 87 por ciento de aquellos a quienes se privó del derecho al voto borrándolos del registro de votantes eran gente de color.

En Ohio el presidente del partido Republicano local y también de la comisión electoral dijo oponerse a "acomodar a los votantes afroamericanos"

El inciso 5 y varias demandas judiciales lograron anular la enorme mayoría de estas leyes restrictivas del voto. Gracias al inciso 5, se evitó trastocar de manera discriminatoria el resultado electoral. Se demostró que esa sección, así como el resto de la ley de Derecho al Voto, son tan necesarios hoy como hace más de cincuenta años.

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Este buen resultado se suscitó a pesar de que la intervención del Departamento de Justicia en procedimientos de votación decididos por los estados es sumamente rara. En la primera década de existencia de la ley de Derecho al voto, la intervención fue en el 5.5 por ciento de los casos. En la segunda, en 1.2 por ciento, en la tercera 0.6 por ciento y en la más reciente década, menos del 0.1 por ciento.

Pero todo eso puede desaparecer de un plumazo, si es que cinco de los nueve miembros de la Suprema Corte deciden que el inciso 5, o toda la ley, ya no son necesarios. Se pueden justificar, como ya lo están haciendo, apoyando una sociedad que es "ciega a los colores" [de la piel], un ideal que en la práctica, los puede hacer ciegos a una realidad racial y discriminatoria.

El 27 de febrero pasado en Washington, durante la sesión preliminar de la Suprema Corte en la que escuchó argumentos en el caso, el juez Antonin Scalia dijo despectivamente que la ley de Derechos Civiles "perpetúa lo que se da en llamar derecho racial" (racial entitlement).

Scalia explicó su "filosofía" en una interesante entrevista en FoxNews.

Otro integrante de la Suprema Corte, el juez Anthony Kennedy preguntó a los ponentes "por qué el Congreso tiene que seguir ensañándose con algunos estados" y no otros.

El juez Clarence Thomas declaró ya en 2009 que el progreso registrado en la participación del voto demuestra que el inciso 5 no se necesita.

El presidente de la Corte John Roberts afirmó ya hace 4 años que "las cosas en el Sur han cambiado... si existen o no las condiciones para justificar la Ley de Derecho al Voto es una cuestión constitucional difícil que no estamos contestando en el día de hoy".

Y el juez Samuel Alito no les fue atrás en declaraciones.

La ironía de la historia.

El mismo día que la Corte Suprema celebraba esta sesión preliminar, se inauguraba en el Capitolio una estatua de Rosa Parks, la pionera de los derechos civiles en el sur racista, con la presencia de sus familiares, el Presidente Obama y los dirigentes del Congreso.

Como si eso fuera poco, esta semana se conmemoran 47 años del Domingo Sangriento (Bloody Sunday), el 7 de marzo de 1965 cuando unos 500 manifestantes pacíficos cruzaron el puente a la salida de Selma, Alabama, hacia Montgomery, cuando fueron atacados por contingentes policiales 100 por ciento blancos. Los eventos incrementaron de manera crítica el apoyo a los luchadores por la igualdad racial.

¿Cambió tanto Estados Unidos que se justifica anular la ley? John Lewis, legendario líder de la lucha por los derechos civiles junto con Martin Luther King y hoy un congresista de Georgia, dice esto:

"Ya no tienes lo que había antes, como los exámenes de alfabetismo, o pedirle a la gente que cuente la cantidad de burbujas en una pastilla de jabón o el número de caramelos en un frasco... No son los abiertos actos de violencia que tuvimos y vimos durante los años 60.
Pero el resultado es el mismo".

Los intentos recientes de limitar el voto de las minorías en Florida, Ohio y Pennsylvania demuestran, a juicio de sus defensores, que la ley de Derecho al Voto sigue siendo necesaria, importante y de vigencia en toda la nación.

La corte seguramente dará su veredicto en junio o julio - al término de su temporada de sesiones - si no antes.

Está en juego una percepción: que en Estados Unidos la democracia está tan enraizada en la cultura popular que está asegurada. Ni más ni menos.

Y usted, ¿qué opina?

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