Latinos: a más dinero en la campaña electoral, menos poder

Aquellos que están desde ya alejados de los focos de poder político perderán más terreno y serán aún más marginados de la capacidad de influir, y de obtener nuevas oportunidades, mientras corren, despavoridos y sin aliento, detrás de una imagen del Sueño Americano que se aleja cada vez más.
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Atrapado por el horrible tránsito de los freeways en el oeste de Los Angeles esta semana fui participante involuntario de una aglomeración que fue inusual inclusive para los sufridos, prematuramente envejecidos conductores de esta ciudad, orgullosa sede de las supercarreteras más transitadas del país.

Y a aquellos que tratamos de escapar de lo inescapable, como en una pesadilla, abandonando el Freeway Santa Mónica y tomando las calles laterales en una de las áreas más residenciales del sur de California, no nos fue mejor. Quedamos atrancados, detenidos, largas filas de automóviles flamantes, metidos en un parque de estacionamiento gigantesco, detenidos por alguna providencia divina, desconocida para la mayoría de nosotros, aunque al mismo tiempo poderosa y real: la visita del Presidente Barack Obama a Los Angeles.

En esa situación de desesperación, la caravana de Obama aparecía de cualquier lado, con sirenas que ululaban, motocicletas de la policía angelina, luces azules y rojas y SUVs negros. Ya se sabe. Y de aquellos conductores que, como yo, conocían la razón del atraso y la identidad del ilustre visitante, emanaban humos negros de malos pensamientos:

"¡Obama ¡**&#*@!(*!"

Y creo que los insultos hubiesen crecido si supiesen la principal razón de su visita: recaudación de fondos para su campaña de reelección. Algo que es aceptado como una parte creciente de las actividades presidenciales desde ahora y hasta el día de las elecciones en noviembre... o quizás, hasta más allá. Porque, después de todo, hay un consenso de que esta elección será definida por las cantidades sin precedentes de dinero, volcadas en un intento histórico de ganar el voto.

Además, esta semana la organización Obama for America envió un correo electrónico a millones de contactos, firmado por Jim Messina, director de campaña, en donde reconocía que "por primera vez... nos han ganado en recaudación de fondos". Es que "la campaña de Romney y el partido Republicano recaudaron más de 76 millones de dólares el mes pasado, comparado con nuestros 60 millones". ¿Sesenta millones en un mes y no es bastante? Y eso, sin contar organizaciones independientes llamadas PACs y super-PACs (Comité de Acción Política, usadas para proselitismo y financiamiento de gastos políticos).

De modo que, Messina continuaba, amigo, ¿tienes tres dólares para enviarnos?

Las cantidades de dinero que se recaudan y gastan en esta campaña son asombrosas: llegarán a muchos miles de millones de dólares.

Solamente en el estado de Wisconsin, con sus cinco y medio millones de habitantes, en los comicios que culminaron el martes pasado con la victoria del gobernador republicano Scott Walker, su lado gastó entre 63 (lo ya declarado) y 80 (cuando incluirá la última semana antes del voto) millones de dólares. Walker ganó una elección de destitución a la que lo sometieron sus rivales demócratas. Su contrincante, Tom Barrett, recaudó cuatro millones de dólares.

Contribuyeron a la campaña de Walker millonarios como la local Diane Hendricks y el texano Bob Perry, con medio millón de dólares cada uno. Según CNN, "el dueño de casinos de Las Vegas Sheldon Adelson y el millonario de Michigan Dick DeVos donaron, cada uno, un cuarto de millón de dólares". Y la lista sigue. Adelson es quien financió, casi él solo, las últimas etapas de la fallida campaña presidencial de Newt Gingrich, al son de 17 millones de dólares.

Para los comicios de noviembre, se manifestará el poder de un nuevo tipo de organización: los super-PACs, que deben su existencia a una decisión de 2010 de la Corte Suprema de Justicia, Citizens United vs. Federal Election Commission. Según el fallo, las corporaciones - definidas legalmente como "personas" para este caso - pueden recaudar y gastar sumas ilimitadas de dinero en las campañas políticas, bajo ciertas condiciones. Indudablemente, esta campaña romperá todos los récords anteriores en gastos proselitistas. Así como las rompieron las campañas de 2008, 2004, 2000 y así sucesivamente.

Este dinero puede decidir elecciones y contrabalancear lo que es probablemente el proceso político más importante de nuestra generación: el llamado Demographic Shift, el cambio demográfico, el crecimiento de la proporción de minorías comparado con la mayoría blanca no latina. El mes pasado, la Oficina del Censo federal informó que "por primera vez, las minorías raciales y étnicas constituyen más de la mitad de los niños nacidos en Estados Unidos". Las minorías constituyen hoy el 36.6 por ciento de la población del país.

En 2008, el 93% de los afroamericanos y el 67% de los latinos votaron por Obama, y los demócratas son los principales beneficiarios del cambio demográfico.

Después de muchos años como "Gigante Dormido" de la política nacional, los latinos han emergido finalmente como un poderoso bloque de votación. No pueden ser ignorados. Pero en el reino del dinero, los hispanos perderán su relativamente nueva ventaja demográfica, porque en el frente de batalla de las donaciones, en donde lo que cuenta son los dólares y no las personas, el poder de los hispanos es mucho menor que su aumento en la población.

Los Súper-PACs son los nuevos protagonistas que no pueden pasar desapercibidos, Gracias al fallo judicial "Citizens United" y a sus corolarios específicos, la fuerza de las corporaciones y sus ejecutivos y dueños han crecido exponencialmente.

Pero, ¿dónde está el "dinero latino"? Por aquí, por allá. A mediados del mes pasado, pocos días después de haber anunciado su apoyo al matrimonio entre personas del mismo sexo, el Presidente se encontró con un contingente de donantes latinos y gays en un evento de recaudación de fondos en Nueva York, organizado por el cantante Ricky Martin.

En enero pasado, cuando se crearon algunos Super-PACs de o para latinos, la respetada publicación The Hill se apresuró a llamar el fenómeno "el surgimiento del Super-PAC Hispano", de grupos que "quieren darle voz política al grupo de mayor crecimiento demográfico de la nación".

Pero un análisis de los informes trimestrales de éstos y otros PACs latinos que fueron sometidos - y hechos públicos - por FEC, la Comisión Electoral Federal, muestran que tanto bombo era prematuro.

Uno de esos grupos es Hispanic Vote PAC, de tendencia conservadora y prorepublicana, formado el 18 de enero de este año. Tiene un atractivo sitio de internet (http://hispanicvote.com) y fue establecido por Laura Ramírez Drain y Dennis García. Su informe trimestral muestra una suma inicial de 2,500 dólares en efectivo y un gasto de 125 dólares en tres meses... no muy apto para influir en el pensamiento de los votantes.

American Latino Alliance PAC, de Joe Velásquez, se describe como uno de los Super-PACs nuevos, jóvenes, dinámicos e independientes, que alimentan la esperanza de que el dinero que proviene de donantes hispanos tenga una presencia en este ciclo electoral.

Pero hasta hace poco no había presentado su informe - una obligación legal - según una carta que le dirige - y que hace pública - la FEC. Y la mayor parte de los PACS que se definen como pertenecientes o dirigidos a los latinos han interrumpido sus operaciones o son demasiados pequeños como para tener influencia. En su mayoría, los donantes hispanos pudientes entregan su dinero independientemente de su etnicidad.

En consecuencia, mientras que donaciones millonarias hechas por unos pocos pagan por avisos en la TV y la prensa escrita, por envíos masivos de correo, carteles en las calles, equipo pago, llamadas telefónicas y operativos de transporte y proselitismo para el día de las elecciones -- la tradicional movilización de los ciudadanos ordinarios, las campañas educativas y la agitación política tradicional destinada a instruir a los votantes acerca de los temas electorales y a incrementar el nivel de conciencia pública pierden terreno.

Aquellos que están desde ya alejados de los focos de poder político perderán más terreno y serán aún más marginados de la capacidad de influir, y de obtener nuevas oportunidades, mientras corren, despavoridos y sin aliento, detrás de una imagen del Sueño Americano que se aleja cada vez más.

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