Desde afuera: NBC y la censura china del internet

El bloqueo por parte de NBC de la transmisión en vivo de la apertura de los Juegos Olímpicos me recuerda la censura china del internet en su propio país.
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Fireworks mark the opening of the London Olympic Games 2012 Opening Ceremony at the Olympic Stadium, London.
Fireworks mark the opening of the London Olympic Games 2012 Opening Ceremony at the Olympic Stadium, London.

No soy experto en deportes olímpicos o cualquier otro, ni mucho menos jugador. Pero los Juegos Olímpicos son un evento tan popular, tan multitudinario, que trasciende las meras disciplinas deportivas.

Por eso, me ofuscó y enfureció hasta subirme la presión sanguínea, el día de inauguración de los Juegos cuando al disponerme a gozar de la ceremonia de apertura no la hallé por ninguna parte. No estaba en mi canal 4, el de NBC. ¿No era que habían comprado los derechos de transmisión? A una palmada de la pantalla de TV pasé por todas las filiales de NBC: MSNBC, Telemundo... ¿en dónde está el espectáculo más grande del mundo?

Lanzo gritos de desesperación a mi compañera y los gatos huyen despavoridos. ¿Pero qué día es hoy, querida? ¿Y los juegos?

Calma, calma. Lo único que pasó es que el dueño monopolista de las transmisiones de los Juegos Olímpicos en Estados Unidos bloqueó el acceso a la transmisión en vivo para el grueso de la población. Por unas horas. Cuando el resto del mundo lo terminó de ver, llegó el evento reciclado a nuestras pantallas. No hubo más error que el nuestro que pensábamos que íbamos a recibir la transmisión en vivo.

Lo hicimos, algunos. Pasada una hora del inicio hallé un excelente artículo en nuestro mismo Huffington Post, con enlaces a la transmisión en vivo de la BBC, en línea. Alcancé a vitorear el desfile de algunos de mis países queridos. Y a apreciar la habilidad de Paul McCartney de desafiar la ley de gravedad y envejecimiento. Y los fuegos artificiales.

Claro que no fui el único. La epopeya de quienes lograron apreciar la apertura rompiendo la muralla de NBC fue inmortalizada por los medios, los especializados en piratería y los populares, los diarios locales y los monstruos de la comunicación.

Muchos de los que se perdieron la inauguración reaccionaron con amargura. El clamor se desarrolló por las redes sociales, comenzando con Twitter. Allí, el hashtag #nbcfail se convirtió en favorito pocas horas después de la gran debacle. En Facebook, millones de usuarios clamaban por su goce diferido, al tiempo que NBC publicaba datos sobre otros millones que habían gozado la transmisión que inició aquí, en la costa Oeste de Estados Unidos, a las ocho de la noche.

El lunes, Guy Adams, un reportero del británico The Independent en Los Angeles, publicó en su rabia en Twitter el número de teléfono corporativo del vicepresidente de NBC encargado de la cobertura, exhortando a un acto de protesta ciudadana: llamadas masivas por parte de televidentes enfadados. En respuesta y obrando luego de una queja de NBC, Twitter canceló la cuenta de Adams.

Ulteriores críticas cayeron sobre la empresa Twitter en San Francisco, reclamándose que hizo el favor de tratar de acallar las protestas contra NBC porque esta corporación es su socia en más de un proyecto.

Todo lo cual me recuerda, como lo insinué hace una líneas, la Muralla China del internet. Como se sabe, protestamos desde aquí que en China el acceso al internet está censurado. Sus ciudadanos no pueden ver lo que vemos en materia noticiosa, cultural, de entretenimiento. Se censuran las protestas contra el gobierno y aquello que pueda poner en evidencia que el suyo es un gobierno dictatorial que coordina un régimen de explotación de su propia población (como muchos). Y se recalca siempre que somos distintos.

Hasta que llegamos a la inversión de 1,800 millones de dólares que hizo NBC para estos juegos, y que merece recuperar...

Quizás así sea, pero la ciudadanía de a pie, organizada en torno a las posibilidades que (todavía) goza en el internet, tiene su derecho a la protesta, en torno a éste, el evento cultural más importante de los últimos años.

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