Cuatro de Julio: desfiles, barbacoas y petardos (FOTOS)

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De manera natural y con el tiempo, la observación del Fourth of July, que es desde 1776 el Día de la Independencia de Estados Unidos, pasó de motivos patrióticos a celebratorios.

Barbacoas y desfiles y fuegos artificiales. Y también, vacaciones, reuniones familiares y de amigos para comer y beber.

En Los Angeles
Aquí en Los Angeles, la policía anunció que se había acumulado 100 toneladas de fuegos artificiales, es decir, de explosivos varios. Su venta está prohibida en la ciudad, pero es legal en muchos municipios circundantes, donde se erigen grandes tiendas de campaña para una venta tan o más exitosa que la de los árboles antes de Navidad.

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En su gran mayoría, las 100 toneladas se usarán en la noche del jueves. Se encenderán y convertirán en ruido y polvo.

En el Este de Los Angeles, especialmente, donde el 96 por ciento de la población es latina, el 4 de Julio se festeja con bombas y petardos. Estruendos ensordecedores, alarmas de automóviles detonados por el impacto de las explosiones, pequeños incendios capaces de convertirse en grandes, algunos lastimados, capaces de convertirse en heridos por quemaduras.

Lo sé, porque aquí vivo. Y porque la batalla campal comenzó hace semanas. Mis cielos nocturnos se iluminan con bengalas. El sueño de los niños se agita con los ruidos de la guerra. Porque guerra parece. Lo sé, porque he pasado por dos. Se asemejan, por el bochinche, el humo, el olor a pólvora.

El valor histórico
En todo Estados Unidos y especialmente las comunidades fronterizas, los mexicoamericanos desarrollaron modalidades de festejo del Cuatro de Julio estadounidense. Bailes típicos. Agregados mexicanos o salvadoreños o cubanos o puertorriqueños... a la comida del día.

Sin embargo, es innegable que en muchas partes y con los años, de las celebraciones de eventos históricos populares queda la cáscara. La obligación de alegrarse sin saber el porqué. Una ocasión para el asueto y la carne asada. Es natural. Así es la vida.

Pero recordemos que en 1776 surgió una nación - la nuestra - demócrata, igualitaria, novísima.

Estados Unidos nos dio a Abraham Lincoln, pero también una esclavitud que prosperaba a mitades del siglo XIX cuando el resto del mundo 'civilizado' había ya abolido y considerado ilegal esa institución. Se necesitó una guerra civil para erradicarla.

Nos dio la Constitución y sus diez primeras enmiendas, el Bill of Rights, un adelanto gigantesco a su época y faro que iluminó revoluciones democráticas en otros países por décadas... y nos dio la imposición de su voluntad imperial a la fuerza, por otras tantas, para toda América Latina.

Su gente es lo mejor del país. Es parte de esa vida contradictoria. Orgullosos de su régimen e ignorantes de otros. Severos con el cuidado de sus libertades e indiferentes a las ajenas. Abiertos y alegres pero desconfiados... A veces como niños, a veces como ogros.

Y diversos, diferentes unos de los otros, cada uno, cada grupo con su contribución, su empuje, su historia, su cultura y... su comida.

El precio de las costumbres
Las costumbres del Cuatro de Julio son tan enraizadas que su ejercicio las convierte en gigantescas industrias. Así, Estados Unidos - por datos del Censo - importa de China cada año tres millones de dólares en banderas estadounidenses, 190 millones de dólares en fuegos artificiales - produciendo adicionalmente petardos por valor de unos 240 millones.

La comida y el mapa de los estados
Otra característica es que las costumbres y la extensión de los festejos cubren no solamente la composición cultural o racial del país, sino la división por estados.

Este jueves, 100 millones de estadounidenses comerán carne de puerco originada en Iowa, hamburguesas de ganado de Texas, Nebraska o Kansas, pollo asado de Arkansas o Georgia o Carolina del Norte, frijoles al horno de Dakota del Norte, elotes de California, o Florida, puré de papas, claro, de Idaho o el estado de Washington, lechuga y tomate del Valle Central de California...

Entonces, hoy, Cuatro de Julio, mientras los jóvenes juegan en su imaginación delirante a la guerra (si supiesen lo horrible que es) y millones pasan el día en jugosos asados y en la playa y paseando, recordemos que de aquí se esparcieron ideas que hoy - renovadas y actualizadas - siguen siendo revolucionarias, avanzadas. Ideales de libertad que es esencial preservar.

Y también una alegría práctica, simple y sabrosa como... una pechuga de pollo asado.

Barack Obama, Michelle Obama

Festejos del Cuatro de Julio

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