¿Es un club de mujeres la solución para romper la hegemonía del club de hombres?

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Por Maria Teresa Villanueva y Ana Rodríguez

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María Teresa Villanueva lidera la iniciativa de Empoderamiento Económico de la Mujer del FOMIN, que busca desarrollar e implementar intervenciones que ayuden a las mujeres a iniciar y hacer crecer sus negocios, ofrecerles acceso a financiamiento, entrenamiento y mercados.

Uno podría jugar a buscar las siete diferencias en las fotografías de las Juntas Directivas de las cámaras de comercio de América Latina. A primera vista, todos se ven muy iguales: hombres blancos de entre 50 y 60 años con traje y corbata. Una revisión rápida de la composición de los miembros de los directorios o consejos de siete cámaras de comercio de la región revela que un 91% son hombres (161 de 170, en Colombia, Argentina, Chile, Jamaica, México, Panamá y Perú) y solo un 9% son mujeres.

La historia se repite en los directorios de las grandes empresas transadas en la bolsa: las mujeres representan solamente un 8.5% de los directorios. Y no solo es cuestión de género, los miembros directivos suelen pertenecer a las mismas redes, tener un nivel socioeconómico similar, compartir una misma cultura y rondar la misma edad.

Podría pensarse que grupos afines facilitan la discusión y la toma de decisiones. Sin embargo, los estudios sobre inteligencia colectiva de equipos y de desempeño de las compañías indican que la diversidad de los directorios --o de los equipos de trabajo-- enriquece la diversidad de perspectivas y la retención de talento dentro de una compañía. Un estudio del MIT y la Universidad Carnegie Mellon, del año 2010, consultó a 700 personas organizadas en equipos de trabajo de 2 a 5 personas en Estados Unidos y encontró que los equipos que incluían mujeres producían mejores resultados al realizar una serie de tareas complejas. Por otra parte, los equipos que incluyeron personas con un CI más alto no produjeron resultados que fueran significativamente más altos que el promedio.

Esto no quiere decir que las mujeres piensen mejor que los hombres, se trata más bien de aprovechar el talento y las ventajas que proveen la diversidad de género, cultura, edad y capacidades dentro de un grupo.

Lo anterior se evidencia en la compañía multinacional francesa Sodexo, la cual a principios de este año publicó un estudio interno sobre el balance óptimo de la composición de género de los equipos de trabajo y directivos. La clave está en que no haya más de 60% ni menos de 40% de personas de un mismo sexo, dando igual si el sexo mayoritario son hombres o mujeres. Los equipos que contaban con este balance óptimo tenían una probabilidad 23% más alta de demostrar incrementos en rentabilidad, retención y satisfacción de clientes y tener un reconocimiento de marca más fuere.

2015-08-21-1440194817-8666881-diversityofcorporateboards.jpgFondo Multilateral de Inversiones

Cuando abogamos por diversidad no es que se pretenda transformar el típico "club de hombres" en un "club de mujeres". Más bien, se busca mostrar que con la integración de más mujeres, más culturas, y más franjas etarias en los equipos de gestión y en las cúpulas empresariales, se contribuye a la mejora de los resultados e, incluso, al crecimiento de las economías de países enteros. Si se cierran las brechas entre las tasas de empleo masculino y femenino, se estima que, por ejemplo, Brasil podría ver un aumento del PIB neto de un 9% y Argentina de un 12%. Por otra parte, un estudio realizado por McKinsey & Company a 345 empresas latinoamericanas en seis países, encontró que los retornos sobre el capital para las empresas con una o más mujeres en sus comités ejecutivos eran un 44% más altos que aquellas cuyos comités estaban conformados solo por hombres. Estas son solo algunas cifras que sirven para ilustrar la creciente evidencia a favor de la diversidad de género.

Algunas de las medidas que se pueden tomar para aumentar la diversidad en las empresas son:

Establecer un compromiso de la gerencia con la igualdad de género y la promoción del desarrollo profesional de la mujer. Para que haya una verdadera transformación, este tipo de iniciativas necesita compromiso, recursos y metas fijadas y promocionadas por los directores de la organización.
Proporcionar igualdad de oportunidades para hombres y mujeres. Un cambio de la cultura laboral de la empresa en esta dirección favorecerá la retención del talento y la satisfacción del trabajador, por ejemplo con medidas como el aumento de la baja parental o la flexibilidad laboral tanto para ellas como para ellos.

Ana Rodríguez
Ana Rodríguez es consultora de género en el Fondo Multilateral de Inversiones, coordinando las iniciativas que promueven el liderazgo de las mujeres en el sector privado. Ella posee tres títulos de maestría, el más reciente en Estudios Latinoamericanos de la Universidad Georgetown a través de una beca Fullbright.

Del blog Tendencias del Fondo Multilateral de Inversiones

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