Decimos que somos libres pero siempre estamos unidos a algo. En este caso somos dependientes y no justamente de personas, sino de los aparatos que están junto a nosotros día a día, ya que llevamos los medios tecnológicos al proceso de la vida diaria.
Tecnología no es sólo Internet, es la aplicación de un conjunto de técnicas, conocimientos y habilidades para satisfacer una necesidad en un ámbito concreto.
Tanto en Uruguay cómo en cualquier parte del mundo, el número de servicios celulares y la penetración de Internet siguen al alza.
Durante el primer trimestre de 2014, Uruguay tuvo un crecimiento en su acceso a Internet con un aumento de la velocidad promedio del 151 por ciento respecto al mismo período del año anterior.
Además, Uruguay tuvo un crecimiento promedio del 206 por ciento en las velocidades máximas de acceso durante los primeros tres meses del año, en un período en el que también aumentó en más de 90 veces la cantidad de servicios de acceso a Internet, con velocidades superiores a los 10 megabit por segundos, comparado con el año anterior
En sí, América Latina ha hecho grandes avances en materia de conectividad a Internet en los últimos años. Sin embargo, el mejor latinoamericano, Chile, está 30 puntos porcentuales por debajo del país mejor ubicado del planeta, de acuerdo con el más reciente informe de competitividad global del Foro Económico Mundial.
En lo personal, no consumo todas las redes ni todas las aplicaciones, pero si tengo la necesidad de estar conectado.
Y eso es lo que me permite romper las barreras del tiempo y del espacio, generando un vínculo no sólo de trabajo sino también humano con diferentes personas de todas partes del mundo.
Facebook, Twitter, Youtube y Whatsapp son algunas de los sitios de redes sociales donde la mayoría pasa gran tiempo, llegando afectar la relación con las parejas, amigos y hasta el empleo.
Las redes sociales nos acercan al que está lejos y nos aleja al que está cerca.
Hoy en día tenemos un mayor acceso a la tecnología, y todo depende de uno mismo, del uso que le brindamos a esta, siendo cautelosos con el tiempo que le destinemos y la valorización que le demos.
No es la tecnología la que deshumaniza, sino las propias personas a través de la tecnología.