A Dolores la persiguieron por el trabajo que realizaba en una organización de apoyo a mujeres en Ciudad Juárez. Tenía una columna en el diario mexicano El Universal y, tras escribir sobre la falta de apoyo del gobierno federal en el caso de los delitos contra mujeres, empezó a ser víctima de acoso. Su casa fue allanada, sus teléfonos intervenidos, mataron a una de sus amigas y le dijeron que ella era la siguiente. Con lo puesto, sin oportunidad de despedirse de su familia, de sus amigos, de la ciudad que la vio crecer, tuvo que cruzar la frontera con Estados Unidos. En la fila de espera para cruzar el puente, todavía uno de sus persecutores le dijo que le cortaría una mano.
Andrés Ascensión vivió durante diez años en Estados Unidos. Él y sus hermanas vinieron a este país al terminar la secundaria, porque en su pueblo no había preparatoria y la del pueblo más cercano era de paga. Cuando Andrés reunió dinero suficiente, decidió que quería regresar a Puebla, en donde vive su madre, para inscribirse en la universidad. Así lo hizo. Un mes después lo secuestraron.
Ricardo vive desde los 16 años en California. Él, al igual que su familia, no quería dejar México. Sin embargo su hermano enfermó y necesitaba un transplante de riñón. En el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), la institución gubernamental a cargo de la salud a cuyos servicios su familia tenía derecho, lo desahuciaron. Entonces decidieron venir a Estados Unidos; aquí le salvaron la vida.
Miriam y Karen estaban pequeñas, pero aún recuerdan el dolor de su familia, siete hermanos, papá y mamá, al dejar su hogar en Jalisco. Durante la crisis de 1994 su padre, pequeño empresario, lo perdió todo. Decidió salir del país con su familia para empezar de cero, dejando atrás la vida que habían llevado hasta ahora.
Este 1 de julio millones de mexicanos que tuvieron que salir de su país forzados por las circunstancias, no por su propia voluntad, verán desde algún lugar de Estados Unidos cómo se decide el destino de su país en la elección presidencial. Aunque las leyes mexicanas les han reconocido su derecho a participar en este proceso, las autoridades no les brindaron las herramientas para hacerlo. Las normas exigen que el voto se haga utilizando una credencial de elector que sólo se expide en México. Quienes tienen muchos años viviendo fuera de ese país, o quienes la perdieron, quienes no pueden regresar a México por carecer de documentos para el reingreso a Estados Unidos, no cuentan con la credencial, no pueden tramitarla y no pueden votar.
Así, de un estimado de 4 millones de posibles votantes en Estados Unidos, sólo se registraron para participar en los comicios un poco más de 50 mil.
Es por esta razón que Dolores, Miriam, Karen, Ricardo y otros mexicanos en Estados Unidos, decidieron hacer un llamado a quienes sí pueden votar, invitándolos a hacerlo con memoria. El planteamiento es muy sencillo: a través del relato de sus historias personales piden a quienes irán a las urnas que, al hacerlo, recuerden por qué gente como ellos, fuera del país, no podrá hacer lo mismo. Que recuerden las razones que han sacado a millones de mexicanos de su tierra, de su patria, de manera forzada, en medio del dolor. Que al momento de elegir al futuro presidente no se olviden de los que no están ahí.
La iniciativa fue lanzada la semana pasada y consta de dos videos que pueden encontrarse en www.votaconmemoria.org. En uno de ellos, Miriam señala: "Nosotros salimos de México, pero México nunca salió de nosotros". Y quienes vivimos acá, sabemos que tiene razón. Tú que puedes, hazlo por nosotros: Vota con memoria.