Relajado pero formal, afable, de presencia grata, entró en el salón en donde lo esperaba la prensa: traje oscuro, corbata de un anaranjado tenue para dar el toque preciso de color, un broche con la bandera tricolor en la solapa. Sentado ante una mesa de mantel verde, con tres banderas mexicanas detrás de sí, el nuevo cónsul de México en Los Ángeles, Carlos Sada, dio inicio a su primer mensaje a los medios.
-Me siento muy orgulloso de haber llegado a la joya de la corona de los consulados de México en el mundo.
El cónsul Sada sabe de qué habla. Nombrado por el presidente de México y ratificado por el Congreso de ese país en abril de 2013, Sada ha desempeñado previamente esta función en Nueva York y Chicago, las sedes consulares más importantes de Estados Unidos después de Los Ángeles. Sada desempeñó el cargo también en la ciudad de San Antonio, Texas, y fue Ministro de asuntos del Congreso en la Embajada de México en Washington, D.C.; pero de entre todas estas experiencias, sin duda el cónsul se enfrenta hoy a la que constituye su mayor reto.
El Consulado de México en Los Ángeles, el más grande del mundo, atiende dentro de su circunscripción a 4.2 millones de mexicanos, una cifra mayor que la suma de las poblaciones de Guadalajara y Monterrey, la segunda y tercera ciudades más grandes de ese país. De estos, cerca de dos millones son migrantes, y entre ellos, un millón son indocumentados.
La necesidad de atención de esta población va más allá de la tarea de protección consular básica de estas representaciones diplomáticas. Además de velar por el respeto a los derechos de los ciudadanos mexicanos, quienes trabajan en este sitio tienen a su cargo la emisión de documentos de identificación de esta población: pasaportes, actas de nacimiento o de defunción, apostillas y la matrícula consular, el documento de identificación oficial que expide el gobierno mexicano a quienes viven fuera del país.
A esta tarea se suma la de información y educación. Dado el elevado número de mexicanos indocumentados en Los Ángeles, las campañas de prevención de abusos laborales o en la prestación de servicios, de acceso a servicios de salud, y de prevención de fraude en casos legales, se vuelven una necesidad constante.
El consulado encabeza también programas educativos encaminados a que quienes no pudieron terminar sus estudios en México lo hagan a distancia y obtengan una revalidación en Estados Unidos.
Adicionalmente, la orientación para establecer un récord crediticio en Estados Unidos, abrir una cuenta de banco -se estima que sólo entre 40 y 50% de los mexicanos en Los Ángeles están bancarizados-, pagar impuestos de la manera correcta y otros trámites, se vuelve crucial, particularmente ante la posibilidad de una reforma migratoria que exigirá a sus beneficiarios comprobar su estatus financiero de los años recientes.
Y es justamente en esta coyuntura, la de una posible reforma migratoria, que el trabajo del nuevo cónsul adquirirá una relevancia adicional: en caso de que esta ley sea aprobada por el Congreso de Estados Unidos, será tarea del consulado proveer a los mexicanos que así lo soliciten de la documentación necesaria para llevar a cabo el proceso de manera exitosa.
Sada reconoce la magnitud del reto que enfrenta. Sin titubear, sin rodeos, clavando la mirada por un momento en cada reportero presente en la sala, enumera las limitaciones que existen cuando se trata de una población de esta magnitud, pero echa mano de una discreta y no disimulada confianza en su experiencia.
-Estamos preparados. Tenemos las mejores instalaciones, tenemos los recursos. Nos van a salir bien las cosas, y las que nos salgan mal... no, no nos pueden salir mal las cosas -dice convencido, sonriendo con tranquilidad.
A cambio de su experiencia en asuntos consulares, Carlos Sada recibe a partir de este julio a la comunidad de mexicanos en el exterior más pujante del mundo. En Los Ángeles, gracias a las gestiones de la comunidad zacatecana, fue donde se gestó el programa 3x1, que ha contribuido a desarrollar proyectos productivos en las comunidades expulsoras de migrantes. Es aquí en donde surgió el programa del Consulado sobre Ruedas, para llevar servicios de protección a quienes viven en las comunidades más alejadas. Es en Los Ángeles donde se concentran las más numerosas y mejor organizadas comunidades provenientes de estados como Oaxaca, Jalisco y Michoacán, con presencia cultural y política en ambos lados de la frontera.
En esta ciudad, cuyo aeropuerto recibe al mayor número de migrantes del país, y cuyo puerto es el de mayor actividad comercial en el continente americano, confluyen las materias primas, los olores y los sabores de casi cada rincón de cada estado mexicano. En Los Ángeles, el México del norte, se construye cada día la realidad de una generación binacional, bilingüe y bicultural, que contribuirá a mover los engranes de ambos países: cerca de 160 mil millones de dólares al año generados por la relación entre México y el estado de California, tienen su fundamento en la fortaleza de la comunidad mexicana que ha hecho suya con cariño y tesón esta región de ángeles.
Bienvenido, cónsul Sada. Cuide la joya, que usted sabe cuánto vale.