"Veo las imágenes y se me eriza la piel". En días pasados, al menos tres personas me han hecho ese comentario cuando hablamos de las manifestaciones que se han realizado en la ciudad de México y en algunas otras ciudades dentro y fuera de ese país. Un par de marchas el viernes, encabezadas por estudiantes de la Universidad Iberoamericana, pidiendo imparcialidad y cobertura electoral justa en los medios de comunicación. Una marcha multitudinaria el sábado, numerosa, ciudadana, en contra de Enrique Peña Nieto, el candidato a la presidencia por el PRI, el partido que gobernó durante más de 70 años. Una serie de marchas y manifestaciones el domingo a favor del candidato de izquierda Andrés Manuel López Obrador. Un mitin con el mismo candidato este lunes, en el cual oleadas de estudiantes universitarios, de escuelas públicas y privadas, se dieron cita en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, el sitio sagrado de los antepasados prehispánicos y de los progresistas contemporáneos, en donde predominó el grito "no nos falles".
La primavera llegó a mi país. Llegó un año tarde, tras un letargo que permitió que le pasara de largo la "Ola Verde" de los países árabes, la primavera europea de los indignados y el vecino movimiento Occupy. Sin embargo ahora aparece, tímidamente primero y con el puño en alto después. Los jóvenes han tomado las calles para decir que tienen voz e ideas propias, y que aunque los políticos no los representan, de cualquier manera los tienen que oír.
Llama la atención que aunque muchos de estos chicos son universitarios, hay otros que pertenecen a la llamada generación "nini", bautizados así porque, debido a la falta de oportunidades, ni estudian ni trabajan. Pero estos jóvenes y muchos otros que se dedican al arte o a la cultura, los que están finalizando una carrera y los que apenas la van a empezar, comparten a partir de los últimos días una sola voz: somos una generación consciente de su rol histórico y dispuesta a tomarlo entre sus manos.
Si bien las movilizaciones recientes hablan del inicio de una participación puntual por parte de este sector en la vida política y ciudadana del país, hay además otras peculiaridades que considero interesante resaltar. En primera instancia, el hecho de que la protesta del sábado fuera en contra de un candidato a la presidencia y no a favor de uno de ellos. Esta fue la marcha con mayor asistencia, cerca de 50 mil personas; algunos con una preferencia electoral definida, otros simplemente expresando el rechazo a la imposición mediática y la manipulación de la información. No estoy segura de que en algún otro lugar del mundo se haya realizado un evento de este tipo, en el cual el cuestionado no sea parte del gobierno en funciones, sino apenas un aspirante a serlo.
Otro aspecto interesante es la coordinación internacional de las acciones gracias a las redes sociales, que han sido el medio de organización para realizar estos eventos. El domingo el movimiento en apoyo a López Obrador celebró un evento masivo en el Zócalo de la ciudad de México, pero también réplicas de distintos tamaños en las principales ciudades del país y fuera de él. En Los Ángeles cerca de 150 personas se reunieron en la escalinata del Ayuntamiento con pancartas y carteles para expresar su apoyo al candidato. Cuando pregunté cómo se había realizado la convocatoria, en todos los casos la respuesta fue a través de Internet y las redes sociales, este recurso al que ahora se conoce como "el quinto poder" por su creciente importancia en la organización política más allá de los medios tradicionales de comunicación.
El tercer factor a considerar es la ausencia de la candidata del PAN, Josefina Vázquez Mota, en este fenómeno. Poco o nada se escucha de la abanderada del partido gobernante en medio de esta euforia mediática, y las encuestas de esta semana la colocan ya en un tercer lugar en las preferencias. Si esa tendencia continúa durante el próximo mes, será la primera vez en la historia del país que el candidato del partido gobernante quede en tercer lugar en la preferencia electoral.
A unas semanas de la elección presidencial falta mucho por ver de los candidatos; pero gran parte de ello serán acciones que obedecerán a un reajuste en función de las movilizaciones que se vieron en días pasados. Ese es el rol de la ciudadanía, particularmente de la gente joven: marcar la agenda de sus políticos, decir por dónde quieren que vayan las propuestas, levantar la voz vigilante y recordar que un pueblo sin memoria está condenado a repetir sus errores. Por lo pronto, los "ninis" han dado un nuevo significado a su nombre: ni se callan, ni se dejan.
Mi generación puede estar tranquila sabiendo que hay a quién entregarle la estafeta. Bienvenida la primavera a mi país.
Imágenes de la marcha anti Peña Nieto: