Cómo usar Internet como un aliado en temas médicos

Cuando Sandra, de 45 años, comenzó a sentir cambios en el periodo menstrual, en su humor, peso y temperatura corporal pensó de inmediato que todo se debía a la temida menopausia. Corrió a Internet a investigar sus síntomas y buscar qué medicina podía aliviarle. Sin embargo, el tratamiento que encontró no logró modificar sus malestares, y por el contrario, los empeoró. A pesar de la edad, su cuadro no tenía relación con la menopausia sino con un problema de hipotiroidismo. Obviamente el tratamiento necesario era completamente diferente al auto-medicado.
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salud por internet

Cuando Sandra, de 45 años, comenzó a sentir cambios en el periodo menstrual, en su humor, peso y temperatura corporal pensó de inmediato que todo se debía a la temida menopausia. Corrió a Internet a investigar sus síntomas y buscar qué medicina podía aliviarle. Sin embargo, el tratamiento que encontró no logró modificar sus malestares, y por el contrario, los empeoró. A pesar de la edad, su cuadro no tenía relación con la menopausia sino con un problema de hipotiroidismo. Obviamente el tratamiento necesario era completamente diferente al auto-medicado.

Ya no es novedad que Internet nos resuelve gran parte de la vida. Por Internet nos enteramos de las noticias, compramos, vendemos, y muchos, hasta encuentran pareja. No en vano la palabra "googlear", derivada del buscador más usado en la red, se usa como un verbo más en nuestro vocabulario diario. ¡Y es que pareciera que en Internet estuvieran las respuestas para todo! Y en cierta forma, así es, pero en materia de salud, no todas éstas son confiables.

Según un estudio de Pew Research Center, 81% de las personas en Estados Unidos utiliza Internet para buscar información sobre salud y 62% de las que padecen enfermedades crónicas acuden a la red para encontrar información de cómo vivir con su condición. Las estadísticas también demuestran que las mujeres utilizan mucho más Internet para fines de salud que los hombres, especialmente aquellas entre los 21 y 44 años de edad.

Otro conteo realizado por Harris Interactive Poll, financiado por iVillage, una comunidad cibernética para mujeres, indica que más de la mitad de éstas acuden primero a Internet antes de visitar un médico, principalmente cuando enfrentan molestias incómodas o que les avergüenzan. Sólo 25% de las mujeres acude primero al doctor.

En el caso de los hispanos en Estados Unidos, si bien no todos tienen acceso a computadores, más de 80% posee un teléfono celular y más de 25% de ellos lo utiliza para buscar información de salud. Incluso, es mayor el porcentaje de hispanos que posee una aplicación móvil para ayudarles a mantener un registro o administrar su salud que el resto de la población.

La variedad de temas buscados es amplia, desde cómo lidiar con intoxicaciones de alimentos, productos químicos, consejos para aliviar gripes, dolores de espalda y todo lo que tenga que ver con embarazo. Mucha gente, especialmente mujeres, busca información sobre depresión y enfermedades de transmisión sexual en Internet por vergüenza a enfrentar a un especialista. También abundan las búsquedas que tienen que ver con dieta y alimentación, así como con enfermedades como diabetes y presión arterial alta.

El uso de Internet es una realidad, y los médicos, no necesariamente estamos en contra de esta tecnología como herramienta, pero sí debemos estar alertas para que su uso sea el correcto, pues así como cualquiera de nosotros podemos acceder a buscar información, cualquiera también puede publicarla.

A continuación 5 puntos claves que debes utilizar para guiarte en tu búsqueda sobre material de salud en la red:

  1. La primera pregunta que te debes hacer cuando entras a una página es qué objetivo tiene. Si ves que la página contiene promoción de productos que intentan venderte, su objetivo es claro. Por lo tanto, no hay información objetiva, sino promoción de su producto. Descártala de inmediato.
  2. Otro detalle a tomar en cuenta es que en materia de medicina no existen términos como "ingrediente mágico" o "cura milagrosa". Si éstos aparecen en la página, seguramente no se trata de una fuente confiable.
  3. Fíjate muy bien en las fechas de actualización de la página. En materia de salud, la información cambia rápidamente. Por lo tanto, una página actualizada hace más de seis meses definitivamente no es una fuente segura.
  4. Confía en tu intuición. Hay comentarios que no requieren ser un experto para darte cuenta que suenan extraños. Si lo que estás leyendo te parece demasiado raro o demasiado bueno para ser verdad, es mejor que te dejes llevar por ese instinto y abandones esa página.
  5. Recurre a sitios confiables de organismos respetados. Las páginas cuya dirección de Internet terminan en .gov o en .edu tienden a ser confiables ya que pertenecen a agencias gubernamentales o instituciones académicas respectivamente.

Es vital mantener en la mente que el uso de Internet puede favorecer la información básica y las redes de apoyo con otros pacientes, especialmente cuando se trata de enfermedades complejas. Sin embargo, un "googleo" no debe reemplazar la atención personalizada, los exámenes adecuados y los medicamentos precisos referidos por un médico. Y finalmente, evita convertirte en un "cibercondriaco", los que cada vez que sienten algún dolorcito o molestia corren a Internet para autodiagnosticarse.

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