"Lo esencial es invisible a los ojos", Antoine de Saint-Exupery, "El Principito".
La separación de los que amamos uno de los temas humanos más fuertes. ¿Por qué? Todos hemos sido separados de nuestras madres, casi siempre de forma violenta. Es lo que Otto Rank estudio y llamo "EL TRAUMA DEL NACIMIENTO". Nos sacan casi a patadas del útero. En el parto natural tenemos que salir por un canal estrecho, de pronto respirar por primera vez, antes nos daban una nalgada, nos ponen en lugares fríos y nos miden, nos limpian, los ruidos nos molestan, la luz fuerte en los ojos también... Por algo se habla hoy de nacer en piscinas de agua caliente e inmediatamente ser colocados en el pecho de mama. De este trauma del nacimiento viene ese estado de ansiedad con que nace el niño.
Para colmo de males, el niño al nacer NO SABE que se separó de mamá, es a los 18 meses que comienza a entender que ya NO ESTA en el vientre de su madre. ¿Entiende ahora la desesperación de un niño cuando no ve a su mamá o lo separan bruscamente de ella?
Uno de los miedos más grandes que las personas suelen tener es precisamente a separarse, a perder a los seres amados.
De ahí el miedo a la muerte, al divorcio, el terror al abandono de la persona amada y en el niño el miedo a ser separado de la madre. Abandono, separación y pérdida son los grandes temas, el gran miedo humano, si no me cree oiga las canciones y vea las telenovelas.
Los psicoanalistas hablan de los deseos que nos acompañan por siempre, desde que nacemos, de VOLVER AL UTERO. Esa posición que adoptamos cuando nos sentimos depresivos, acorralados, abandonados, humillados, es la llamada posición fetal.
En el útero materno no se siente frío, no se está solo, estamos flotando en agua y escuchando el latir del corazón de mama, razón por la que los bebés se tranquilizan cuando son cargados por mamá y apretados contra su pecho.
Oír esos latidos nos serena... Es como estar otra vez en el útero. Nunca más volvemos a estar en una unión perfecta con otro, solo en el orgasmo y es por poco tiempo, claro cuando de verdad se hace el amor. Solo en el orgasmo o en otra situación de éxtasis, volvemos a sentir esa unión perfecta con otro, sentirnos uno con el otro.
La separación más dolorosa y una de las más temidas es la pérdida de la pareja, solo comparada a la pérdida de un hijo. Romper un vínculo de afecto sólido es sin duda algo sumamente doloroso.
La pareja llena necesidades muy importantes, nos puede dar mucha felicidad y mucho dolor, por eso al amar y volvernos vulnerables nos arriesgamos a que nos partan el corazón y sobre todo, a que nos abandonen. Esto es magníficado cuando hemos sido abandonados previamente y mucho más cuando ese abandono fue perpetrado por alguien importante para nosotros, como papá o mamá.
De ahí la importancia del amor, de los vínculos afectivos y de las heridas emocionales. El ser humano anda buscando por la vida "volver al útero", estar completamente unido a otro, no sentirse solo. Es en esa relación que basa toda su felicidad y a la vez, al perderla, toda su desgracia.
Los seres humanos somos los animales que nacemos más indefensos y más dependientes de otros, pero es precisamente esa dependencia la que permite que construyamos lazos de amor con los que nos cuidan. La primera y más importante de estas relaciones, de estos lazos, son con nuestros padres y esta nos afectará todas las demás. Marcará y afectará nuestra elección y relación de pareja, y toda relación de vínculo importante en la vida.
CONCLUSIONES:
Cuando creamos lazos nos volvemos vulnerables, necesitamos esa persona, nos aterra perderla. Son esas relaciones las que crean nuestra felicidad. La soledad, el vivir aislado es síntoma de que algo anda mal. Los seres humanos necesitamos relaciones, afecto, comprensión, verdadera comunicación para estar bien. La calidad de nuestras relaciones y como nos relacionamos habla de quiénes somos. Dime como te relacionas con otros y te diré como eres. De ahí que la separación, sea por abandono, por muerte o por traición....es una situación difícil de manejar.
Busca tu signo zodiacal y da un salto al amor y no al desamor.
