'Philomena': el mal de las monjas

El venir a Estados Unidos me hizo perder muchas cosas y ganar otras. Una de las cosas que perdí es el cine, mi ÚNICA y verdadera pasión, con razón mi hija es cineasta. Hoy, viajando a Cartagena de Indias, Colombia, pude ver "PHILOMENA", ¡Dios mío que maravilla de película!
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El venir a Estados Unidos me hizo perder muchas cosas y ganar otras. Una de las cosas que perdí es el cine, mi ÚNICA y verdadera pasión, con razón mi hija es cineasta. Hoy, viajando a Cartagena de Indias, Colombia, pude ver "PHILOMENA", ¡Dios mío, que maravilla de película!

Terminé llorando, ante la cara preocupada de mi marido y el asombro de las azafatas. Lloré porque me hizo recordar mi infancia en un maldito colegio de monjas, la mayoría tan malas y perdidas, como las que le destrozaron la vida a esta adolescente y a su hijo.

Quizás lloré porque me hizo recordar lo que más me ha quitado Estados Unidos y quizás lo que más me ha dado de otra manera...

Me explico: la vida agitada y de locos que se vive en este país te quita la oportunidad de tener una existencia más cerca de la cultura, de las conversaciones sobre libros y películas, las discusiones con amigos, que como a ti, les encanta de hablar de temas humanos profundos, de sentimientos, de la pareja, de los hijos....

Tristemente, en Estados Unidos no hay tiempo. En este país se vive para trabajar, no se trabaja para vivir. Pero aún así, agradezco a Estados Unidos el haberme permitido hablar por TV para millones de personas a través del mundo, de educar afectivamente a muchos seres humanos, que también van a llorar cuando vean esta película.

Les he enseñado las horribles consecuencias de separar a un niño de su madre, las tremendas consecuencias de educar de espaldas al sexo, las graves consecuencias de no educar sexualmente a nuestros jóvenes y cómo esto afecta de por vida a los seres humanos y sus descendientes.

La vida recicla los conflictos y los traumas humanos, si no trabajamos nuestras mochilas emocionales, le pasamos eso a nuestros hijos y éstas se convierten en facturas sin saldar.

¿Cuándo entenderán esto los que quieren adoctrinar a los demás, imponerles sus creencias, manipularlos según los problemas que ellos no han resuelto? ¡Y lo hacen en NOMBRE DE DIOS!

Este día cumplo dos años de casada con mi Dr. Skupin; ir a Cartagena es su segundo regalo... No sabe que el más importante, y es el más barato, fue ver esta maravillosa película en el avión camino a Cartagena de Indias, en Colombia.

Cuando algo nos toca emocionalmente, cuando llenamos esa parte emocional y espiritual que todos tenemos (algo más difícil de hacer en Estados Unidos que en nuestros países latinos) sentimos algo profundo y hermoso.

Siempre me he sentido profundamente orgullosa de ser sexóloga y de educar sexualmente a la humanidad... Lo he pagado muy caro por gente como las religiosas de esta película.

Pero también gracias a ellas decidí que ninguna mujer pasaría por lo que yo pasé, y he dedicado mi vida a enseñar en los medios de comunicación sobre como ser sexualmente libre, sobre ver el sexo como algo hermoso y que implica mucha responsabilidad.

Siempre me he sentido orgullosa de ser valiente y decir lo que pienso con transparencia, aunque muchos me acusen de ser DEMASIADO DIRECTA Y SINCERA. Nunca se es demasiado sincero, quizás sí demasiado directo.

"PHILOMENA" representa a esas miles de personas que le han destruido la vida seres humanos pusilánimes, cobardes y que se refugian debajo de un hábito de monja para cobrarle a otros sus desventuras, su mediocridad disfrazada de "creencias religiosas y usando el nombre de Dios para justificar crímenes contra niños, adolescentes y los hijos de estas".

El periodista que la ayuda a desenterrar esta historia tan desgarradora, humana y fuerte, fue un hombre que tenía muy claro que nadie tiene derecho a jugar con los seres humanos, nadie tiene derecho a negarle a una madre información sobre su hijo o viceversa, a un hijo moribundo información sobre una madre a la que buscaba al final de su vida para saber por qué lo dio en adopción.

Pero lo más grande es QUE NADIE TIENE DERECHO A DECIRLE A UN HIJO QUE SU MADRE LO ABANDONÓ PORQUE NO LO QUERÍA.

El lazo, el vínculo emocional que existe entre una madre y un hijo, es sagrado. Tan sagrado como Dios.

Dios decidió que por medio del acto sexual viniéramos al mundo. Creo profundamente en Dios, me parece estúpido pensar que la belleza de la naturaleza, del amor, de la maternidad, del acto sexual entre dos seres que se aman, puede ser creado por la evolución.

Quizás nunca podamos entender a Dios, pero debemos parar de USARLO PARA JUSTIFICAR COSAS TAN TERRIBLES como las hechas en su nombre, como vemos en esta película.

"PHILOMENA" se basa en una historia real, una historia que pasó en un "supuesto lugar para vivir dedicados a Dios y ayudar a la humanidad" O LO QUE SUPUESTAMENTE ES LO MISMO: un convento de monjas que se convirtió en un sitio para torturar y matar a seres humanos, físicamente y emocionalmente.

Yo, igual que el periodista que desenterró esta historia, no puedo ni podré nunca, perdonar a la madre superiora, por el daño que le hizo a personas inocentes, a los hijos de los hijos de esas personas.

Ya es hora de parar esta cadena de desvergüenza y crímenes hechos en nombre de Dios. Esos llamados religiosos deben leer el pasaje de la Biblia donde Jesús furioso sacó del templo a quienes estaban "mercadeando en el templo de Su Padre"... Como aún hoy lo hacen.

Ojalá el mundo y la sociedad paren de permitírselos y tengan la valentía de denunciarlo, como lo hizo "PHILOMENA". No deje de verla.

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