Cuando el precio del amor puede ser la muerte

Una extraña y morbosa historia de amor, abuso y muerte se desarrolló el martes 16 de septiembre entre Miami y los Cayos de la Florida, dejando a familiares estremecidos y a la policía recorriendo cientos de millas en busca de la escena de un crimen.
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Una extraña y morbosa historia de amor, abuso y muerte se desarrolló el martes 16 de septiembre entre Miami y los Cayos de la Florida, dejando a familiares estremecidos y a la policía recorriendo cientos de millas en busca de la escena de un crimen.

Al final, la policía de Miami encontró un cadáver dentro de un auto, en tan avanzado estado de descomposición que no han podido determinar si se trata de la desaparecida Tanya González, de 28 años.

Varias horas más tarde, se enteraron de que el hombre a quien querían interrogar con relación a la desaparición de González, se había suicidado con un cuchillo de carnicero tras huir a los Cayos de la Florida con su madre y su perro Husky siberiano.

El jefe de la policía del Condado Monroe, Rick Ramsay, dijo que Roy Ruz Blanco murió en el Centro Médico de los Cayos Bajos (Lower Keys Medical Center) en Stock Island poco después de las 4 PM, no mucho después de que la policía los siguiera a él, su madre Marta Blanco-Mendoza, quien se encuentra ingresada en un centro de salud del área, y su perro en la espesura.

Millones de hombres siguen creyendo, que el amor permite la apropiación de la voluntad y el cuerpo de la pareja. Y aunque ciertamente millones de mujeres hacen escenas de celos y también creen que sus novios son una especie de propiedad privada, no hay casos documentados en que ellas los maten por terminar una relación.

Lo más común en las féminas es que sufren de lo que en psicología se denomina celotipia (una forma patológica de celos que genera arranques de ira, angustia, desesperación y deseo de venganza por falta de obediencia), que ellas se suiciden o caigan en depresión profunda.

Sin embargo, para los hombres que creen no poder controlar sus impulsos violentos, la salida es la crueldad extrema, la violencia física y en muchos casos la muerte.

El último estudio llevado a cabo en México arrojó que 90% de las mujeres jóvenes dijo haber sufrido violencia en el noviazgo. El 30% de ellas, entre 12 y 29 años, dijeron vivir violencia de pareja actualmente y que los celos son el factor principal de las discusiones, pero consideran que es el "precio del amor".

Los jóvenes de entre 13 y 25 años que ejercen violencia con sus novias revelan vivir en familias donde la violencia física es una constante y no hay contención emocional, donde el padre pone el ejemplo de control de las mujeres a través del abuso de poder y hostilidad.

Son jóvenes, según la Organización Mundial de la Salud, que tienen amigos sexualmente agresivos que les impulsan a controlar a las jóvenes a través de los afectos y el placer.

Aunque las jóvenes ya no admiten creer, como antaño, que los hombres tienen derecho a maltratarlas y controlarlas, lo cierto es que los principios del amor romántico han cambiado muy poco en los últimos 40 años, desde la liberación sexual de las mujeres gracias a la píldora anticonceptiva.

Los nuevos estudios sobre violencia en el noviazgo nos muestran que los chicos siguen creyendo que una vez que ella acepta ser su novia y tiene sexo con ellos, les pertenece y tienen derecho a controlar su forma de vestir, de expresarse, sus amistades y sus afectos.

También es noticia el arresto del rapero boricua Don Omar, por presunta violencia doméstica, al igual que el jugador de futbol americano Rice, quien fue suspendido indefinidamente de este deporte.

La muerte de miles de mujeres asesinadas en manos de sus exparejas o parejas, es una tragedia. No podemos seguir contabilizando el creciente número de actos violentos en el noviazgo y los indicadores que muchos padres y madres tienen de que sus hijas están en riesgo.

No podemos seguir esperando que ellas salgan corriendo cuando es demasiado tarde, y que ellos se conviertan en asesinos o maltratadores cuando podían ser hombres amorosos y protectores.

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