¿Puede existir un dios si nadie cree en él?

La realidad es que si existiese un dios todopoderoso y omnipotente, tal dios no necesita que nadie lo defienda y mucho menos que la gente le esté constantemente dando instrucciones.
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Velas en la iglesia de las Nazarenas
Velas en la iglesia de las Nazarenas

Uno de los mayores talentos del ser humano es el de crear dioses. Para los griegos, Zeus era el dios más importante ya que gobernaba el cielo y tenía control sobre otros dioses y el futuro del universo. Los griegos creían en muchos otros dioses y diosas como por ejemplo Apolo, Hera, Hefesto, Atenea, Afrodita, Poseidón o Hermes entre tantos otros.

En aquellos tiempos primitivos en donde no se conocían las causas de los fenómenos naturales (buenos y malos), eran considerados fuerzas desconocidas atribuídas a los diferentes dioses. Es decir que los dioses respondían a aquello que se desconocía, o para decirlo más claramente, aquello que se ignoraba.

Del mismo modo los antiguos egipcios, romanos, indígenas y prácticamente todas las civilizaciones del pasado tuvieron creencias en distintos dioses y diosas. Tomemos por ejemplo el dios Zeus. ¿Cómo sabemos que Zeus no existió? ¿Qué evidencia tenemos a favor o en contra de la existencia de Zeus? Ninguna, pero lo que sí sabemos es que mientras la gente creyó en todos estos dioses los mismos "existían".

Los creyentes de estos dioses estaban absolutamente convencidos sobre su existencia, y quienes adoraban a Zeus decían sentir su presencia en su vida cotidiana y sobre todo durante las ceremonias religiosas. Si bien para la mayoría de nosotros esto es hoy inaceptable, no podemos probar si la gente que adoraba y creía en Zeus estaba o no equivocada. Es decir que no tenemos evidencia para probar o negar su existencia.

Pero hay algo que sí puede probar que todos estos dioses fueron inventados y creados por seres humanos, y es que cuando la gente dejó de creer en ellos, todos los dioses dejaron de existir. Podríamos afirmar entonces que durante muchos años estos dioses existieron y fueron reales, pero siempre en la imaginación de las personas.

Bertrand Russell dijo al respecto: "No pretendo probar que Dios no existe... El Dios cristiano puede existir; igualmente pueden existir los dioses del Olimpo, del antiguo Egipto o de Babilonia. Pero ninguna de estas hipótesis es más probable que la otra: se encuentran fuera de la región del conocimiento comprobable y, por lo tanto, no hay razón para considerar ninguna de ellas".

Entonces volvemos a la pregunta inicial: ¿Puede existir un dios si nadie cree en él? La historia nos demuestra que no. Ninguno de los dioses del pasado siguió existiendo al momento que la gente dejó de creer en ellos. Esto es fácil de entender: si usted es cristiano, cree que existe solamente un solo dios llamado Jesús y por lo tanto no cree en la existencia de Allah, Vishnu, Jupiter, Waheguru o cualquiera de los otros cientos de dioses que otra gente hoy en día todavía cree.

Stephen F. Roberts resume la situación muy bien: "Yo sostengo que ambos somos ateos. Yo sólo creo en un dios menos que usted. Cuando usted entienda por qué rechaza a todos los otros dioses posibles, usted entenderá por qué yo rechazo al suyo".Ahora vamos a llevar todos estos pensamientos a la práctica.

Todas las semanas leemos noticias en referencia a grupos en los Estados Unidos, particularmente conservadores como el Tea Party, tratando de implementar rezos en lugares públicos como escuelas o establecimientos gubernamentales, o tratando de involucrar sus creencias (al igual que en los tiempos primitivos) para justificar las cosas buenas o malas que ocurren diariamente. Habrán notado que a los conservadores les encanta utilizar la palabra dios constantemente ya sea en sus discursos, razones o explicaciones de cualquier tema.

La pregunta es ¿por qué? ¿Por qué la gente religiosa, aquella que está convencida que su dios existe (tal cual como los griegos creían) tiene la necesidad imperiosa de constantemente forzar y convencer al resto de la humanidad que aquello que ellos creen es verdad universal?

La realidad es que si existiese un dios todopoderoso y omnipotente, tal dios no necesita que nadie lo defienda y mucho menos que la gente le esté constantemente dando instrucciones o sugerencias o pedidos personales a través de rezos y adoraciones.

La principal razón por la cual esta gente pretende imponer sus creencias a todos es por la simple razón de que tienen miedo de que su dios deje de existir. Al igual que todos los dioses del pasado, de todas las civilizaciones que tuvo la humanidad, los dioses que hoy billones de personas creen serán en algún momento futuro pura mitología.

La razón principal por la cual los religiosos detestan el crecimiento del ateísmo es por la amenaza que esto representa para la existencia del dios en el cual ellos creen. Dios y los dioses existen, son reales, la gente los puede sentir en su corazón, la gente puede incluso llegar a llorar por ellos, pero esa "existencia" es producida por nuestra propia imaginación, por nuestra capacidad de inventar aquello que deseamos o ignoramos. En el filme documental Mondo Cane (1962) podemos ver ante nuestros ojos cómo una religión nace y es formada en pleno siglo XX.

Los indígenas de algunos lugares remotos de las Islas del Pacífico vivieron apartados del mundo hasta que estalló la segunda guerra mundial, en donde los americanos establecieron bases logísticas en esas islas. Los indígenas comenzaron a ver que "grandes pájaros" ruidosos y poderosos llegaban desde el cielo o el paraíso trayendo todo tipo de alimentos, objetos útiles y seres humanos vestidos de verde que bien podrían ser los nuevos profetas.

Y así nace una nueva religón llamada Cargo Cult. Pero un buen día la guerra terminó y los "dioses" no aparecieron más por las islas. Pero dicho culto prosperó, y un soldado teóricamente llamado John Frum pasó a ser el profeta enviado desde el paraíso. Una vez al año se celebran ritos en homenaje al nuevo profeta.

Pero entonces... ¿qué es real? Podríamos definirlo como aquello que una vez que la gente deja de creer sigue existiendo. Pero para entender mejor este punto es necesario tomar un ejemplo que no tenga nada que ver con religiones y dioses. El caso de Facebook. Facebook representa para millones de personas un mundo aparte.

Para muchos la vida social, la información, la comunicación, y hasta diría el lugar donde muchos exponen sus problemas tal cual lo harían con un terapeuta, es Facebook. ¿Es Facebook algo real? ¿Existe? La primera reacción es decir que sí, que por supuesto que existe.

Pero analicemos qué es lo que en realidad existe. Si un día en el futuro la gente dejase de usar Facebook, ese "mundo" dejaría de existir. Lo único que quedaría es un lugar conectado a internet que mantiene una o más páginas de la "World Wide Web." Pero el mundo de Facebook nunca existió en realidad, siempre fue imaginario. Como dijo Albert Einstein: "La realidad es simplemente una ilusión, aunque una muy persistente".

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