No hay ninguna razón o evidencia para pensar que existe algún Dios, pero sí hay muchas razones para pensar que no existe ninguno.
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Preguntaba el filósofo griego Epicuro: "¿Dios está dispuesto a prevenir la maldad pero no puede? Entonces no es omnipotente. ¿No está dispuesto a prevenir la maldad, aunque podría hacerlo? Entonces es perverso. ¿Está dispuesto a prevenirla y además puede hacerlo? Si es así, ¿por qué hay maldad en el mundo? ¿Si no puede ni quiere acabar con el mal?. Entonces, ¿para qué lo llamamos Dios?".

Antes que el monoteísmo tomase una formalidad, muchos grandes pensadores ya habían comenzado a realizar preguntas filosóficas muy profundas y pensamientos que fueron luego copiados por las nuevas religiones que se iban formando, como la famosa regla de oro "no hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti", que fue pensada y dicha por el sabio pensador chino Confucio, más de 500 años antes de la existencia de Jesús.

Las preguntas de Epicuro siguen siendo actuales, y para quienes creen en la existencia de algún dios, las respuestas a dichas preguntas no son fáciles de encontrar. Pareciera ser que un mundo con o sin Dios sería exactamente igual.

Hoy sabemos mucho más de lo que sabían los fundadores de las religiones, y podemos decir que todas las evidencias científicas, arqueológicas, cosmológicas e históricas nos indican que es mucho más probable que el ser humano creó a Dios (y dioses) y no que Dios creó al ser humano.

Yo sé que esto es algo que a mucha gente no le gusta saber o aceptar, dado que son años de creer y de invertir emocionalmente en estas creencias, pero es así.

Existen literalmente miles de dioses que fueron creados por los hombres. El ser humano siempre tuvo la curiosidad por entender el mundo que lo rodea, lo cual es una cosa positiva.

La parte negativa ocurre cuando las personas no logran encontrar una respuesta razonable y comprobable, por lo que optan por empezar a pensar en posibilidades no razonables, no naturales y no comprobables.

Y es así como a lo largo de la historia los seres humanos fueron creando los dioses y las religiones, con el objetivo de dar sentido a aquello a lo cual no entendían.

Podríamos afirmar que fueron los primeros intentos de darle sentido y explicación a todas aquellas cosas que afligían a las personas, sobre todo en relación a fenómenos naturales, y en particular sobre temas relacionados con la muerte.

Decía Sigmund Freud: "Sus doctrinas (las religiones) llevan consigo el sello de los tiempos en que se originaron, los días de ignorancia de la infancia de la raza humana".

No hay ninguna razón o evidencia para pensar que existe algún Dios, pero sí hay muchas razones para pensar que no existe ninguno.

Hoy podemos saber al instante qué está ocurriendo en cualquier parte del mundo. Es decir contamos con una cantidad de información, que hasta hace algunos años atrás, solo los medios especializados podían acceder.

Sin embargo hoy con un teléfono celular usted puede saber desde su casa en Miami, qué sucedió hace un par de minutos en Siria. Nadie puede negar que todos los días ocurren tragedias, injusticias y cosas horribles en el mundo, ya sea como consecuencia de algún fenómeno natural, como podrían ser tsunamis, volcanes, tornados o huracanes, o muertes debido a algún virus o bacterias o desnutrición infantil, o como estamos viendo a diario en Medio Oriente, decapitaciones y matanzas de cientos de personas, entre los cuales hay muchos niños y mujeres también.

Volvamos ahora a Epicuro. ¿Dónde está el gran dios todo omnipotente en todo este esquema?
Sin embargo es el deseo más profundo de mucha gente de autoconvencerse y creer que existe en algún lado, en alguna parte este dios todo poderoso que puede llegar a salvarnos de tanta maldad, injusticias y sufrimiento.

Albert Einstein dio su punto de vista al respecto: "Me parece que la idea de un Dios personal es un concepto antropológico que no puedo tomar seriamente. La palabra Dios no es para mí nada más que la expresión y el producto de debilidades humanas; la Biblia, una colección de leyendas admirables, pero también largamente primitivas que de todas formas resultan infantiles".

Queda claro que Albert Einstein no creía en la existencia de un dios personal, es decir aquél dios seguido por las religiones monoteístas, el cual escucha los rezos de la gente, está controlando quién sigue sus mandamientos, está controlando en qué día usted descansa, qué come, con quien tiene sexo y en cuál posición, qué piensa, qué sueña, qué ropa usa, qué fiestas religiosas festeja, si se cubre la cabeza, etc.

Si bien todo esto suena exagerado, estas son las características del Dios de la Biblia.

¿Hay forma de probar la existencia de semejante Dios? No, no hay ninguna evidencia y ninguna forma de probar dicha existencia. ¿Podemos probar que Dios no existe? Esta es una pregunta que muchos religiosos formulan en defensa de la existencia de Dios. Es decir, al encontrarse imposibilitados de probar la existencia de un Dios, dan una pregunta como respuesta: ¿Puede usted probar que Dios no existe?

La pregunta es en sí infantil y fuera de foco, ya que nadie puede probar la inexistencia de algo que nunca fue probado de existir. Para ser más claro, si alguien dice que existen fantasmas en su casa, no podrá probarlo, pero tampoco uno podrá probar que no es cierto.

Otro ejemplo: Si yo le digo a usted que puedo volar, usted me pedirá que lo pruebe, y yo le contestaré 'no lo puedo probar, pero usted no puede probar a mi que yo no puedo volar'. Es decir que la pregunta es absurda. De lo contrario cualquier persona puede decir cualquier cosa y afirmar que existe cualquier cosa ya que nadie puede probar que no existe.

¿Por qué entonces el ser humano en su generalidad "necesita" creer en algo, en algo sobre natural o en algo celestial?

Sin ningún lugar a dudas el temor a la muerte hizo que el hombre desarrollara distintas hipótesis relacionadas con la vida después de la muerte, que están totalmente ligadas a creencias religiosas. Por lo tanto pareciera ser que uno de los pasos más importantes que un ser humano puede dar, es la aceptación de la muerte.

La aceptación que un día nuestra vida se va a terminar, la cual es también una buena postura para vivir una vida plena y mejor, ya que hay mucha gente que está tan preocupada con la idea de una próxima vida, que no viven el presente, es decir la única vida que tienen por vivir.

Alrededor de esta idea de la vida luego de la muerte, cualquiera puede venir con distintas hipótesis y posibilidades. Qué pasaría si no hay Dios pero hay vida luego de la muerte, o si hay Dios pero no vida luego de la muerte, o si hay Dios y vida luego de la muerte, o si ni hay Dios ni vida luego de la muerte, y podemos inventar todo tipo de alternativas.

Sin embargo nadie está seguro sobre una vida luego de la muerte, ya que hasta los que afirman creer en el paraíso miran para los dos costados antes de cruzar una calle. La realidad es que nadie se quiere morir, salvo aquellos extremistas como ocurre por ejemplo en el Islamismo, que están absolutamente convencidos que matar y morir en nombre de su Dios es un acto que los va a conducir a un paraíso. Pueden estar seguros que aquellos que perpetraron el ataque a las Torres Gemelas de New York 9/11, eran musulmanes sumamente creyentes.

A menudo escucho decir: "yo no podría vivir sin creer en Dios". Lo he escuchado cientos de veces en todas partes del mundo, y no es más que un miedo, un especie de pánico que viene inculcado e indoctrinado desde cuando eran niños. De hecho cada nueva vida que nace no tiene ninguna noción sobre la existencia ni de religiones ni de dioses.

Solamente se enteran cuando los padres y el medio en donde viven los empiezan a convencer y a indoctrinar que existe un ser invisible que está en los cielos. De lo contrario ésta nueva criatura que llega al mundo viviría perfectamente sin toda estas fantasías o deseos humanos. De hecho si sus padres hubieran sido de cualquier otra religión, o no creyentes, usted hoy estaría creyendo o en otro dios y en otra religión, o sería un no creyente.

Usted cree en lo que cree porque le fue inculcado, no porque usted mismo lo eligió luego de haber hecho su búsqueda, análisis, y haber considerado todos los razonamientos en torno a dicha creencia.

Vivir sin creer no sólo es posible, sino que como vemos hoy en día, cada vez es más la cantidad de gente que va abandonando sus religiones. Si hay más ateos y agnósticos que antes, significa que mucha gente que pertenecía a ciertas religiones las está abandonando.

Recordemos que la mayor parte de los ateos, no fueron toda la vida ateos, sino que creyeron antes en alguna religión. Será por eso que en todos los estudios, los ateos resultan saber más sobre religión que los propios religiosos. El ateo realizó su búsqueda, su análisis, sus estudios antes de llegar a la conclusión que la religión y los dioses no son más que inventos humanos.

La creencia en religiones y en dioses son sencillamente expresiones de deseos. Es el deseo de creer en algo. Pero si más gente se tomase el tiempo de leer la Biblia completa, llegarían a la conclusión que La Biblia fue escrita por seres humanos comunes y cualunques, sin ninguna intervención divina o sobre natural, sino que reflejan las propias características de quienes lo han escrito: celos, venganzas, castigos, amor compulsivo, premios y castigos, etc.

La idea de un Dios personal es la que ha causado tantas guerras religiosas y divisiones entre la gente. Lo podemos ver hoy en día en Medio Oriente. Cada religión considera que su Dios y su religión son los verdaderos.

Si Dios existe o no existe el mundo no cambiaría. Pero si la gente aceptase que su Dios es falso, no se estarían matando unos a los otros en nombre de su mejor amigo invisible.
Saquen ustedes sus propias conclusiones.

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