Un viejo amor

Sus ojos se nublaron y apenas pudo decir "gracias". Miró la guitarra en manos de mi hermana y permaneció inmóvil unos minutos. Luego se acercó y tomó el instrumento con cuidado. Entonces las lágrimas rodaron por sus mejillas. Fue la única vez que vi llorar a mi abuelo.
This post was published on the now-closed HuffPost Contributor platform. Contributors control their own work and posted freely to our site. If you need to flag this entry as abusive, send us an email.

Sus ojos se nublaron y apenas pudo decir "gracias". Miró la guitarra en manos de mi hermana y permaneció inmóvil unos minutos. Luego se acercó y tomó el instrumento con cuidado. Entonces las lágrimas rodaron por sus mejillas. Fue la única vez que vi llorar a mi abuelo.

Nació casi a la par que la revolución mexicana en el sur del país. La mayor parte de su vida la vivió en un pueblo pequeño y pudo disfrutar la luz eléctrica cuando pasaba los 40. Su único entretenimiento era una vieja guitarra que le acompañaba cada tarde.

Era tan distinto a mi otro abuelo. El padre de mi papá se caracterizaba por hablar poco. Sabía escuchar. "Cuéntame como es tu ciudad hijita", solía decirme y a mí, que no me para el "pico" me daba cuerda para hacerlo reír con todas mis aventuras citadinas. Yo era la mayor de sus nietas y aunque estoy segura no era su consentida, conmigo podía dejar volar su espíritu bohemio.

"Si me declamas algo... te doy un peso". Y ahí estaba yo, inventando poesía y declamándole cualquier poema que viniera a mi mente.

"Tienes buena memoria. Ven, te enseño a tocar guitarra". No se por qué pero nunca quise aprender. Me encantaba acompañarlo por largos ratos mientras el tocaba y tarareaba boleros. Creo que heredé su aire melancólico. Parecía eternamente triste. En tardes de lluvia el olor de la tierra mojada parecía perfumar las notas de su vieja guitarra. No me arrepiento. Si me hubiese puesto a aprender, seguramente no tendría tan vivo el recuerdo de su música.

abuelo diana

Mi infancia pasó sin prisas. La ultima vez que visité su casa y su pueblo fue hace 22 años para celebrar su cumpleaños. Era un hombre austero mi abuelo. Por el no habrían celebrado nada, pero dijo sentirse feliz de que yo estuviera ahí.

"Mi nieta... la periodista".

Por azahares del destino tuvo que irse a vivir a mi ciudad y dejar su pueblito. Toda su vida fue molinero y así mantuvo a su familia. Molía maíz para hacer tortillas en un viejo armatoste. No se quien lo convenció de que le vendiera la vieja guitarra para no averiarla en la mudanza y el hombre se quedó sin su instrumento.

Años después, en una visita a mi tierra, cuando me enteré que la había vendido le dije a mi hermana que le compráramos una guitarra, sin motivo alguno.

"Dale Don Emi, toma la guitarra y canta mi canción...". Hacía mucho que padecía de un tremendo temblor de manos que apenas le permitía llevarse una taza... bueno, media taza de café a la boca. La emoción le acentuó la tembladera, pero estaba tan feliz que nada le impediría tocarla.

La melodía empezó a sonar... y juntos cantamos... "... Que un viejo amor.... ni se olvida ni se deja... pero nunca dice adiós... que un viejo amor". Bien dicen que nadie se va del todo. No te olvido abuelo, ni a ti, ni a tu guitarra.

Popular in the Community

Close

What's Hot