Sentir miedo: un tumor que te puede cambiar la vida

"Hay que hacer una biopsia" me dijeron de golpe. Yo estaba sentada cubierta sólo por una bata en el cuarto de una clínica. Desde que llegué a hacerme el sonograma tenía frío pero en ese momento me agarró una tembladera y el frío se hizo más intenso.
This post was published on the now-closed HuffPost Contributor platform. Contributors control their own work and posted freely to our site. If you need to flag this entry as abusive, send us an email.

"Hay que hacer una biopsia" me dijeron de golpe. Yo estaba sentada cubierta sólo por una bata en el cuarto de una clínica. Desde que llegué a hacerme el sonograma tenía frío pero en ese momento me agarró una tembladera y el frío se hizo más intenso.

Todos los años acudo puntualmente a hacerme una mamografía. En esta ocasión, a los pocos días de haberla hecho me llamaron para hacerme "un estudio más profundo" con un sonograma. Me dijeron que esperara un poco y esos eran los resultados "hay que hacer una biopsia".

El mundo se me vino abajo. De pronto me vi, sin cabello y entrando a radiaciones. Llamé a mi madre y a algunas amigas que aunque intentaron calmarme no lo consiguieron. Estaba verdaderamente... ¡aterrada!

"Esto es lo que sienten y viven los pacientes con cáncer", pensé. Durante varios días prácticamente no pude dormir preocupada no sólo por la posibilidad de un diagnóstico negativo, sino por varios trámites para lograr que mi seguro médico cubriera la intervención y por cumplir además, al pie del cañón mis compromisos laborales.

Intenté dar mi mejor cara y hacer creer al mundo que estaba feliz cuando me estaba muriendo del miedo.

El día del examen llegó. Aunque varias amigas se ofrecieron a acompañarme quise ir sola. Me fui guapísima, con tacones nuevos, bien maquillada... Para afrontar al pánico que me daba someterme a la biopsia.

Nunca había rezado con tanta fuerza y rapidez. El médico me miraba mientras cogía la aguja para anestesiarme... "tranquila, no va a doler".

Y no, no dolió. Pero estuve al borde del desmayo cuando al terminar el procedimiento y ya lista para otra mamografía empezó a salirme sangre a borbotones. "Es normal", volveremos a limpiar dijo el médico. "En tres días le darán los resultados y le dirán si hay que hacer algo más".

Salí corriendo del lugar. Me detuve a tomarme dos tazas de café cubano en un intento de tranquilizarme. Dije, en un intento.

Me fui a mi trabajo que ese día me mantuvo ocupadísima. Yo había rogado con tener una historia sencilla que reportar para poder descansar del estrés pero no, tuve que realizar dos transmisiones en vivo...sobre dos asesinatos.

Los días siguientes tampoco dormí. Evité el tema con mis amigas porque hablar de él me provocaba una gran angustia. Los resultados llegaron.

"No tiene nada....puede seguir su vida con normalidad", me dijo la voz más dulce que he escuchado a través de un teléfono. El alivio fue tan grande que me puse a rezar con la misma intensidad del día en que me realizaron la biopsia.

De golpe y de pronto entendí como le cambia la vida a la gente un pronóstico preocupante. Yo, que siempre he sido optimista me instalé en la fatalidad.

Entender a quien vive con cáncer es imposible, pero ahora veo las cosas y a esos pacientes de una manera diferente. Su lucha es inimaginable.

Nada, a vivir hoy. Así de simple. El mañana... podría nunca llegar.

Y NO TE PIERDAS:

Close

What's Hot