Hay que querer... a la otra

Desde que me convertí en madre me daba verdadero pavor pensar en que una "madrastra" pudiese hacerse cargo de mis hijos y "usurpar" el lugar que la vida me estaría quitando.
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Desde que me convertí en madre le pedía a Dios vida para ver crecer a mis hijos hasta que fueran lo suficientemente fuertes para valerse por sí mismos. Me daba verdadero pavor pensar en que una "madrastra" pudiese hacerse cargo de mis hijos y "usurpar" el lugar que la vida me estaría quitando.

Varios miembros de mi familia tuvieron madrastras de verdadero espanto. Las de los cuentos infantiles parecían ángeles comparadas con las de mis parientes. Los castigaban, los maltrataban, hacían diferencias entre ellos y los nuevos hijos que tenían con sus papás, y en general aseguraban que eran verdaderamente infelices.

"Detesto a mi madrastra. Es una mala mujer que hizo lo imposible por separarnos de mi padre. Aunque vivíamos juntos, se las arreglaba para alejarnos de él. Intrigaba en contra nuestra, y en cuanto llegó a la casa quitó las fotos de mi mamá. Yo solo tenía 9 años y mis hermanos 3 y 5", me dijo una compañera de trabajo que había tapizado su escritorio con fotos de su madre. Una imagen 8 x 10 de la señora en traje de novia mostraba el gran parecido con su hija. "Maldita mujer... la odio".

Por eso, cuando me enteré que mi exesposo se había casado me entraron escalofríos. Si me muero, mis hijos irán a vivir con ella... ¿cómo será esta mujer? No tuve que morirme, por circunstancias de la vida mi hijo vive con ella. Y está feliz.

Desde que conocieron a la novia de su papá me hablaron muy bien de ella. Y la muchacha tuvo la decencia de presentarse una vez que vino con mi ex a recoger a mis hijos.

"Quiero que sepas que cuando tus niños se quedan en mi casa están bien cuidados. No me conoces, pero soy una persona decente, y también soy mamá".

Me causó una gran impresión. Cuando mis hijos fueron de vacaciones a su casa, ella misma me llamó para decirme que estaban bien, que llamara cuando yo quisiera. Por eso, cuando mi expareja y yo decidimos que nuestro hijo iría a vivir un tiempo con él, no dudé en llamarla.

"No te preocupes Diana, aquí lo vamos a cuidar muy bien. Por ahora mi hija está de vacaciones, y tendré la oportunidad de conocer mejor al niño. Yo estaría igual que tú... con miedo, pero verás que Dios nos ayuda a todos".

En ese momento la bendije con todas las fuerzas de mi corazón. Que Dios proteja su casa, su familia, y su nuevo rol en la vida de mi hijo. "Hay que querer a 'la otra'", me repite mi conciencia, tal vez algún día tú también... estés en su lugar.

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