Navidad en casa de la 'Otra'

Desde que nacieron mis hijos, todos los días le pido a Dios vida para verlos crecer sanos y fuertes hasta que puedan valerse por sí mismos. Siguiendo las plegarias de mi madre, siempre he rogado para verlos graduarse y con un trabajo estable que les permita seguir adelante sin mi presencia física ni mi apoyo monetario.
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Desde que nacieron mis hijos, todos los días le pido a Dios vida para verlos crecer sanos y fuertes hasta que puedan valerse por sí mismos. Siguiendo las plegarias de mi madre, siempre he rogado para verlos graduarse y con un trabajo estable que les permita seguir adelante sin mi presencia física ni mi apoyo monetario.

"Yo no quiero una madrastra para mis hijos... Una 'usurpadora' que se lleve el amor que me toca a mí... ¡Ay no, ni Dios lo quiera!"... Esos eran mis planes, pero Dios y la vida me tenían una sorpresa.

Obviamente no me he muerto, y si bien mis hijos siguen bajo mi protección y custodia, ya que su padre vive en otra ciudad, por primera vez pasarán las fiestas decembrinas en casa de la "Otra".

Resulta que contra toda predicción, luego de 20 años de matrimonio mi relación se vino abajo, y con ellos los sueños de morir al lado de quien pensé sería mi compañero eterno. Ni modo, así es la vida. Pero en esa ecuación, no conté con que mi expareja se casaría pronto, y entonces alguien más entraría a formar parte de la vida de mis hijos. Esta Navidad mis niños la pasarán en casa de la "Otra" o sea, la nueva esposa de su papá, y una hermanastra de la edad de mi hijo Diego.

"Se portan bien con ella. La saludan con afecto. Por favor, sus bromas e ironías las dejan en casa. Hagan gala de sus mejores modales. Les ruego, no vayan a decir nada inapropiado. La ayudan con el quehacer de la casa. Se comportan bien con su hijita. No hagan enojar... a la esposa de su papá".

La cantaleta de recomendaciones que les he dado a mis hijos me parecen parte de una película de Almodóvar. Yo, que me he vuelto una leona defendiendo su cariño estaba pidiéndoles ser buenos con esa nueva mujer que apareció de pronto y sin avisar en nuestro panorama.

Angela, que tiene el corazón de un sabio me dijo:

-¿Estás celosa mamá? No te preocupes. Es una buena persona, pero no es tan divertida como tú. No nos habla como tú, no nos quiere como tú... Ella es la esposa de mi papá.Tú, eres la mami".

Entonces me sentí una mugre. Esta mujer no tiene culpa de mis sentimientos mezquinos. Solo la he visto una vez, pero tuvo la decencia de presentarse conmigo y decirme que no me preocupara, que cuando mis hijos visitaran su casa ella los iba a cuidar muy bien. Me dio buena vibra. Entonces... ¿Qué me pasa? ¿Por qué siento esta congoja al verlos partir por primera vez a casa de ella? ¿Por qué quisiera de pronto convertirme en una especie de "big brother" y ver todo lo que sucede en su casa con mis niños?

Entonces fue Diego, mi hijo de 7 años, el que me devolvió la cordura.

"Mamá, solo estaremos fuera unos días. Piensa que te está ayudando a cuidarnos un ratito... Disfruta tu también tu Navidad, y acuérdate: nosotros estamos en tu corazón, no en su casa".

Y sí... lo están.

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