6 de la mañana, los gatos arriba de mi cama, la perra debajo de ella, maullidos, ladridos, todos exigiendo comida, paseos, caricias y carantoñas...¿y yo qué?
Me pongo de pie rápidamente, les doy sus sagrados alimentos, los cargo, los acaricio, llevo a la perrita a "pasear", recojo lo que quedó del paseo. Apresuradamente levanto a los niños mientras preparo el desayuno. En medio de pleitos y suplicar mil veces que se apuren salimos corriendo a la escuela. Un beso rápido y les digo adiós. Vuelvo a mi casa y tiendo la cama.
Atarantada por el sueño me preparo un cafecito, me doy cuenta que no hay crema, ni leche, ni nada comestible en el santo refrigerador. Me tomo el café negro que además está hirviendo. Luego de 700 subidas y bajadas por las escaleras, porque todo se me olvida me siento en el piso y completamente exhausta pregunto:
-Eva....¿porqué tuviste que darle de comer la manzana a Adán?
Tan bonito que estábamos en el paraíso...no había que trabajar, ni cocinar, ni manejar, ni llevar a los niños a la escuela, ni preocuparse por la renta, el pago de la luz, el agua y tantas, tantas, tantas necesidades y estupideces no tan necesarias.
Al hombre, todavía le dolía la costillita de donde nos sacaron. Ahora, lo único que les duele es el bolsillo cuando les pides dinero. Como dijo mi abuelita: "Les pides el gasto...y sienten que los fusilan los condenados".
Adán retozaba al lado de Eva en contemplación divina. ¿Dónde quedó ese Adán, nuestro primer hombre? Ahora, para que tu pareja te mire tienes que hacer mil peripecias, mantenerte en línea, sofisticada, comprensiva, dulce, sonrisa a flor de piel...cuando lo que quieres es que te mimen, que te enamoren, que te protejan, que te compren flores...si se puede clonar a alguien...pido mano por Adán.
Me levanto del piso toda adolorida porque en medio de todo intenté hacer zumba para bajar los rollitos que me atormentan día a día...ay Dios...no puedo mover el cuerpo. Me acuerdo entonces que son las 7:30 y sigo en pijama. Ay nanita...el espejo me regresa una mirada de ceja levantada buscando una arruguita....bueno, por lo menos las cremas donde invertí la mitad de mi sueldo están haciendo su efecto.
Entro a mi closet y con lágrimas en los ojos descubro que no tengo nada que poner. Todo me queda mal, me veo gordísima. Me pongo lo primero que puedo y me largo a la oficina a resolver 800 problemas que no son míos y así ganarme el sueldo con algo más que el sudor de mi sacrosanta frente...ay señor!! Eva...en verdad no tuviste nombre....ya me cansé de ser...una mujer moderna.
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