La llegada del año nuevo nos hace sentir....nostálgicos y eufóricos. Ponemos nuestra esperanza en esos próximos doce meses pensando en que serán mejor que los que acaban de concluir y entonces vienen las promesas, los compromisos, los deseos, las metas y los propósitos.
No se ustedes, pero de todas las cosas que me propongo en el año nuevo cumplo pocas. "Voy a bajar de peso", "voy a irme de vacaciones", "voy a ahorrar". Por lo general centramos esos anhelos en cosas materiales o que conllevan un sacrificio económico.
Un buen amigo me dijo hace unos días...yo me voy a proponer hacer...lo que no hago nunca.
Entonces pensé en las cosas que yo no hago o dejé de hacer, tal vez por desidia, por desgano...o por olvido.
He decidido volver a tomar una siesta, por lo menos una vez a la semana. Voy a llamar a mi padre por lo menos, una vez al mes. Voy a dejar que los niños se ensucien y jueguen como lo que son...niños.
En esta ocasión mis metas van a ser sencillas....pero tal vez más a mi alcance. Voy a dejar de competir contra mi misma porque solo me causo estrés y me decepciono de "lo mal" que me fue en el año que termina cuando en realidad mejor no pudo irme.
Nos quejamos de tanto y por tan poco que resulta verdaderamente increíble poder superar nuestras propias metas.
Los invito a hacer una lista de esos pequeños proyectos sin cumplir. Tal vez llegó el momento de hablar con esa persona con la que nos peleamos hace tantos años y aún nos mantiene el corazón en vilo.
O quizá este año que viene sea el mejor momento para aprender un nuevo idioma o pasar más horas con los padres y los amigos. Lo que decidan será bueno para ustedes, por mínimo que sea, porque es lo que verdaderamente desean en su interior y tienen la verdadera intención de cumplir.
Y para empezar...MUCHAS GRACIAS....por leer mi blog.