"La fiscalía estatal de Miami decidió no presentar cargos contra un policía por la muerte del joven artista Israel Hernández-Llach, conocido como Reefa".
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Pallbearers for 18-year-old graffiti artist Israel Hernandez Llach, who died after being shocked by a police officer's Taser, during the youth's funeral at Vista Memorial Gardens & Funeral Home in Plantation, Florida, on Wednesday, August 14, 2013. (Al Diaz/Miami Herald/MCT via Getty Images)
Pallbearers for 18-year-old graffiti artist Israel Hernandez Llach, who died after being shocked by a police officer's Taser, during the youth's funeral at Vista Memorial Gardens & Funeral Home in Plantation, Florida, on Wednesday, August 14, 2013. (Al Diaz/Miami Herald/MCT via Getty Images)

Cuando leí el comunicado de prensa de la Fiscalía Estatal de la Florida en Miami, sentí una gran rabia. Tenía la remota esperanza que en esta ocasión si hubiera justicia para un caso de aparente violencia criminal, en la que un joven resultó muerto luego de que un agente utilizara el "teaser", la controversial pistola eléctrica en su cuerpo. Pero dicho comunicado era claro. "La fiscalía estatal de Miami decidió no presentar cargos contra un policía por la muerte del joven artista Israel Hernández-Llach, conocido como Reefa".

Curiosamente, o de casualidad, el anuncio se hizo un día después que salió al aire en América TeVe, Canal 41, el canal donde trabajo, un reportaje como parte de una serie sobre violencia policial. Se mostraban dos casos de padres hablando de las supuestas injusticias cometidas contra sus hijos, uno de ellos era Israel Hernández, el padre de Reefa.

El hombre llevaba prácticamente dos años clamando justicia para su hijo. Según contó, las autoridades no le daban respuesta a la investigación interna que se había hecho para ver el por qué se le había golpeado a su hijo y disparado con el teaser ante lo que él, su familia y una gran parte de la comunidad, calificaba de uso excesivo de fuerza policial.

"La justicia, para que sea justicia, tiene que ser rápida, expedita, si no no es justicia", me dijo don Israel, a quien he acompañado con historias televisivas, radiales y escritas en la búsqueda de respuestas a lo sucedido.

Su hijo de 18 años era un grafitero que fue sorprendido pintando un mural en la pared de un negocio en Miami Beach en agosto del 2013. Al ser sorprendido por la policial el joven escapó y fue perseguido varias cuadras hasta que finalmente lo atraparon. ¿A cuánto ascendían los daños por pintarrajear la pared? Tal vez a unos mil dólares. ¿Era necesario golpearlo? ¿Representaba un peligro real para un grupo de policías armados? ¿Por qué utilizar una pistola eléctrica?

La fiscalía indicó que no puede "en buena fe proceder con cargos criminales contra el agente" porque las pistolas Taser, de acuerdo con la ley de la Florida, no se consideran armas letales. El forense dictaminó que la muerte del joven fue un accidente. Por lo tanto, los fiscales no podían hacer nada.

La familia está destruida, y creo que en parte todos los que conocemos la historia lo estamos. Confiamos en los agentes del orden y entendemos lo delicado de su labor, pero es difícil comprender por qué son muy pocos los casos que resultan juzgados ante este tipo de enfrentamientos. Tampoco se entiende la demora de una investigación. Pareciera que a las autoridades les cuesta mucho juzgar a los suyos.

La familia tiene interpuesta una demanda civil contra la ciudad de Miami Beach, y planea demandar a la empresa fabricante de la pistola eléctrica, quienes aunque han defendido su producto también han dicho que no se debe disparar con ella a una persona en el pecho para no afectar su corazón.

Reefa tenía un futuro prometedor no solo como artista sino como miembro de esta comunidad. No tenía antecedentes penales, y aparentemente huyó pensando en lo que dirían sus padres si tenía un problema con la policía. Es una verdadera lástima que la justicia no se imparta a todos por igual y que si las autoridades siguen sin actuar con la rapidez necesaria en la investigación de casos de aparente violencia policial, seguiremos viendo casos de supuesta brutalidad policial.

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