Emilio Rodríguez... Un pintor de realidad abstracta

Reconozco que no se mucho de pintura, pero desde pequeña, me encantaba pararme frente a los cuadros que adornaban las diferentes salas de las exposiciones pictóricas de mi ciudad natal. Estar frente a una imagen, admirar los colores, las formas, me parecía que me permitía inmiscuirme en un mundo diferente. Diferente, así podría describir el arte de Emilio Rodríguez, un pintor abstracto.
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imagination 2009

Reconozco que no se mucho de pintura, pero desde pequeña, me encantaba pararme frente a los cuadros que adornaban las diferentes salas de las exposiciones pictóricas de mi ciudad natal. Estar frente a una imagen, admirar los colores, las formas, me parecía que me permitía inmiscuirme en un mundo diferente. Diferente, así podría describir el arte de Emilio Rodríguez, un pintor abstracto.

Nacido en La Habana, Cuba, Rodríguez empezó a pintar a los 12 años luego de ver una película que simplemente le cambió la vida.

"No recuerdo el nombre de la película, pero en la historia, un niño caminaba con su perrito y se iba a pintar al rio. Los pigmentos los iba tomando de las hojas de los árboles y de lo que veía alrededor".

Una tía que había llegado de Madrid, le regaló un catálogo del Museo del Prado. "Entre la película y el dichoso catálogo, me convencí de que quería dedicarme a pintar".

Con grandes sacrificios, sus padres le compraron las pinturas y los pinceles. "Y mi primer lienzo, lo hice con los retazos de un pantalón viejito de mi papá. Pinté una marina. Todavía guardo ese primer intento".

Aunque intentó inscribirse en la prestigiosa escuela de artes plásticas de San Alejandro en La Habana, no lo logró.

"Pasé todas las pruebas y exámenes para entrar y me aceptaron Sin embargo el día de la inscripción me preguntaron a que entidad comunista pertenecía, como dije que 'a ninguna' mis sueños de estudiar en esa escuela se fueron abajo".

Pero el artista no claudica. Emilio tomó clases en diferentes talleres y poco a poco pasó del impresionismo y la pintura clásica al arte abstracto.

"En el abstracto encuentro armonía y un mensaje que no se puede encontrar en el arte figurativo. Me planteo siempre la idea de que en el arte figurativo, por mucho que lo manejes no puedes ir más allá de lo que te dice la superficie de las cosas. Pero cuando entras y profundizas por encima de lo que vez, caes en la realidad abstracta".

Su primera exposición la hizo a la edad de 57 años, su trabajo ha sido expuesto en galerías de California, New York, Miami, Connecticut y en Seúl, Corea.

"El abstracto es una relación unívoca. Yo le aporto a la obra al momento de crearla, pero después, esa obra me alimenta y me transmite algo a mí. Es como una relación de pareja, porque comparto con la obra y a veces tengo necesidad de buscarla y estar con ella mirándola".

A la pregunta de cómo ha cambiado su existencia a través de la pintura me dijo:

"Me llena de vida. Cuando era niño hacía arte clásico y ahora hago arte vanguardista. Cuando era niño, el arte me ayudó a madurar y ahora que soy un hombre maduro, el arte me rejuvenece" finalizó.
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