Pocas historias me han conmovido tanto como la de Eliana Tardío. Esta joven madre boliviana se ha enfrentado al mundo y al sistema por amor a sus dos hijos Emir y Ayelén, ambos con una condición especial: síndrome down. La conocí en el 2007, Ayelén tenía 5 meses y Emir casi 3 años.
"Cuando mi niño nació con síndrome Down, sentí que el mundo se me venía encima. Yo no sabía nada de la condición, no tenía ni idea de cómo lidiar con algo así. No teníamos mucho tiempo de de vivir en los Estados Unidos y simplemente no sabíamos qué hacer".
La experiencia, tuvo que vivirla dos veces.
"Decidimos darle un hermanito a Emir porque nos preocupaba qué pasaría con él si algo nos sucedía. No quisimos hacer pruebas durante el embarazo para no dañar al bebé. Las probabilidades de tener otro hijo con síndrome Down eran mínimas, pero cuando una enfermera me dijo 'su hija tiene síndrome Down' fue un choque emocional, pensé que estaba preparada, pero a la hora de enfrentarlo sufrí igual, me dolió muchísimo. Si antes con un niño especial estaba desesperada, imagínate lo que sentimos al saber que eran dos, sobre todo por las responsabilidades económicas. Fue revivir nuevamente ese dolor y esa angustia que vivimos con Emir".
Pero Eliana decidió olvidar sus temores y luchar con todas sus fuerzas para sacar a sus hijos adelante y darles la mejor vida posible. Los niños que hoy tienen 8 y 5 años son su gran alegría.
"Soy una persona que ha aprendido mucho de los retos de su vida, sacando provecho de situaciones insostenibles. Soy una mujer bendecida con una misión que es ser la voz de muchos niños con necesidades especiales y de sus padres, en cualquier lugar del mundo y en cualquier situación".
Tardío, trabaja como especialista de niños y familias con discapacidad para el programa de intervención programa del estado de la Florida y dentro de esa posición ha podido integrar su carrera en mercadotecnia y relaciones públicas. Además escribe en diferentes publicaciones y hace poco fue invitada a la Casa Blanca como una de las 50 latinas blogueras más poderosas en los Estado Unidos.
"Mis dos hijos y la condición con la que nacieron son la muestra que somos seres humanos que vivimos con limitaciones mentales porque sólo vemos la parte física. Tenemos la capacidad de ver solo lo material y junto a ellos he descubierto que hay mucho más, que la fuerza del espíritu, la determinación y el amor no tienen límite".
Y vaya que son niños afortunados. Tanto Eliana como el padre de sus hijas, han luchado mucho para que sus hijos tengan las mismas oportunidades que cualquier otro. Emir se ha empezado a entrenar para las olimpiadas especiales, ya sabe sumar y leer, mientras que su hermana es una pequeña muy vital interesada en la moda.
"Creo que el mejor consejo que puedo darle a un padre, no sólo de un niño especial, es aprender a ver sobre la etiqueta. Nos centramos en encasillarlos, 'autismo', 'sindorme Down', 'parálisis' y nos concentramos en eso y nos decimos 'no va a poder' y nos preocupamos por el futuro o cosas que no han pasado, nos ocupamos del futuro y es en el presente en que construyes un mundo mejor para ellos. A veces somos nosotros los padres los que tenemos los mayores temores y prejuicios. Yo he aprendido a enfocarme no en la discapacidad de mis hijos sino en sus puntos fuertes, en lo que si pueden hacer. Me gusta disfrutar de su vida, me siento una mujer de fe".
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