Dalal Waked y su madre: el encuentro 20 años después

Imagínese no saber dónde está su hijo por un día, los días se convierten en semanas, las semanas en meses, los meses en años...hasta contar 20. El dolor de no saber si su hijo ha comido, si ha dormido, si está bien, si le recuerda, debe ser indescriptible. Eso es exactamente lo que le pasó a Lilly Martín, una madre originaria de Colombia.
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reencuentro

Imagínese no saber dónde está su hijo por un día, los días se convierten en semanas, las semanas en meses, los meses en años...hasta contar 20. El dolor de no saber si su hijo ha comido, si ha dormido, si está bien, si le recuerda, debe ser indescriptible. Eso es exactamente lo que le pasó a Lilly Martín, una madre originaria de Colombia.

El 5 de agosto de 1992, la vida de Lilly cambió para siempre. Mohammed Waked, su esposo de ese entonces secuestró a las hijas de la pareja, Dalal y Lamia de 4 años y 21meses espectivamente.

Aunque Martín logró que su ex marido regresara de Siria a los Estados Unidos en diciembre de ese mismo año para tramitar el divorcio, este no cumplió con lo que le ordenó el juez en Miami, Florida: regresar con las niñas 15 días después. Lilly no supo nada ni de su ex, ni de sus niñas durante largos 20 años.

"Te sientes culpable, Diana. Sientes que no vales nada como mujer, como madre, como ser humano. Sientes que en verdad, Dios se olvidó de ti", me dijo entre lágrimas el pasado 15 de abril cuando tuve la oportunidad de entrevistarla mientras esperaba la llegada de Dalal, su hija mayor, a la ciudad de Tampa.

"Las busqué todo este tiempo. Pedí ayuda a congresistas, senadores, políticos, Presidentes...y nada. Utilicé detectives privados y organizaciones en pro de los derechos de los niños...y nada. Fui a las Naciones Unidas y nada. No había modo de encontrar a mis hijas. Pero el año pasado, me decidí a abrir una cuenta en Facebook, dos meses después recibí una carta que empezaba así: 'Soy Dalal, tu hija'. Ese día volví a nacer".

Según le contaron sus hijas que ahora tienen 25 y 21años, durante todos estos años vivieron en Siria, Arabia Saudita y en Egipto.

"Yo tenía mucho miedo de la forma en que tratarían a mis hijas y la religión tan distinta a la mía en la que las iban a educar. La familia de mi exmarido es musulmana fundamentalista y yo soy católica".

Su padre, luego de llevárselas con él, las entregó a su abuelo paterno, un diplomático sirio que decidió mantenerlas sin permitirles comunicación alguna con su madre.

"Cuando mis hijas tenían 11 y 13 años, llamaron a la embajada colombiana en Siria para que les ayudaran a buscarme. Ahí les dijeron que no podían hacer nada y que les recomendaban buscar a un detective privado. Eran sólo unas niñitas. El abuelo se dio cuenta y enfurecido le cortó la oreja a Lamia".

Llorando angustiadamente, esta valiente mujer, me contó que sus hijas fueron víctimas de abuso emocional, sicológico y físico.

"Durante todos estos años no tuve ni una foto de mis niñas. Nada, absolutamente nada. Yo no pude viajar inmediatamente después de que se las llevó porque no tenía documentos migratorios, además tengo otro hijo, producto de mi primer matrimonio y me daba terror pensar qué sería de él si algo me pasaba a mí en ese país tan peligroso".

dalal

El caso de Lilly fue muy sonado en la prensa pero con el tiempo la historia se quedó allí...en la historia. Por eso, al enterarme de que esa mujer finalmente iba a abrazar a su hija por primera vez en casi 21 años, pedí a la producción de América TeVe, el canal donde trabajo, ir a Tampa a presenciar el encuentro.

Junto a Antonio de la Torre, mi camarógrafo, viví uno de los momentos más hermosos de mi vida profesional, como madre y como ser humano. De más está decir la emoción del momento. Lágrimas, risas, besos. Se unieron en el abrazo más largo que yo haya presenciado en mi vida.

"Nunca te olvidé mamá. Toda la vida estuviste en mi mente y en mi corazón. Nunca te olvidé mamita"... Esas fueron las primeras palabras que Dalal le dijo a su madre mientras toda la familia colombiana lloraba alrededor de ellas. Mientras una agradecía en español el milagro concedido, la otra lo hacía en árabe.

"Es mi padre, lo quiero y no quisiera hablar más de él" nos dijo Dalal en inglés. Esta joven y su hermana no sólo perdieron a su madre, a su hermano mayor, a una hermanita a la que conoció por primera vez, y a toda su familia materna, sino el idioma castellano y hasta la religión.

Era increíble ver a esta joven ataviada según la religión musulmana, en los brazos de sus familiares, desconocidos para ella, pero que llevaban años esperando su regreso.

El reencuentro fue televisado al otro día en el programa del cual formo parte, "A Fondo con Pedro Sevcec".

Dalal llegó a los Estados Unidos para quedarse. Su esposo pronto se reunirá con ella y Lamia, quien tiene 5 meses de embarazo también piensa venir pronto para dar a luz junto a su madre.
"Yo ya no me voy. Vine a quedarme junto a mi madre...para siempre".

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