¿El tenis enfrenta cambio generacional con Cilic?

El cambio es irreversible y muchos se resistan aceptarlo. Este 2014, dos de los torneos grandes, el Abierto de Australia y ahora el de Estados Unidos quedaron en manos de tenistas que están fuera del exclusivo que grupo integran Novak Djokovic, Rafael Nadal y Roger Federer.
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Marin Cilic, of Croatia, kisses the championship trophy after defeating Kei Nishikori, of Japan, in the championship match of the 2014 U.S. Open tennis tournament, Monday, Sept. 8, 2014, in New York. (AP Photo/Darron Cummings)
Marin Cilic, of Croatia, kisses the championship trophy after defeating Kei Nishikori, of Japan, in the championship match of the 2014 U.S. Open tennis tournament, Monday, Sept. 8, 2014, in New York. (AP Photo/Darron Cummings)

NUEVA YORK.- Aunque el croata Marin Cilic haya sido una máquina de tenis que arrolló de manera implacable al japonés Kei Nishikori en menos de dos horas -lo que constituye una de las finales más rápidas que se recuerde- este deporte quedó en deuda con los miles de fanáticos que coparon el estadio Arthur Ashe.

La tarde gris y ventosa de Flushing Meadows fue el marco en el que Cilic se coronó campeón del US Open con un contundente 6-3, 6-3 y 6-3 que habla a las claras de la superioridad del balcánico que sustituye en el podio al español Rafael Nadal.

Nishikori lució nervioso e impreciso desde el inicio y nunca pudo hilvanar lo mejor de su juego que le llevaron a la final, luego de dejar en el camino al mismísimo número uno del ranking, el serbio Novak Djokovic.

Lo contrario mostró Cilic, el verdugo del suizo Roger Federer, que este lunes fue implacable con su servicio con el que convirtió 17 aces frente apenas dos del japonés. El croata de 25 años y casi dos metros de estatura jugó con gran solvencia para adjudicarse el primer título grande de su carrera y sumar 3.5 millones de dólares a su cuenta.

"Ganar un Grand Slam es como un sueño, algo irreal. Lo he soñado toda mi vida, puedo decir que esto es un milagro", dijo un emocionado Cilic al levantar la copa en medio de los cánticos de decenas de compatriotas que le acompañaron desde las tribunas del Arthur Ashe.

Nishikori décimo y Cilic, décimo sexto del mundo, llegaron como meros animadores a jugar el último Grand Slam de la temporada y contra todo pronóstico avanzaron a la final que bien puede confirmar que en el tenis se vive un cambio generacional.

El cambio es irreversible y muchos se resistan aceptarlo. Este 2014, dos de los torneos grandes, el Abierto de Australia y ahora el de Estados Unidos quedaron en manos de tenistas que están fuera del exclusivo que grupo integran Novak Djokovic, Rafael Nadal y Roger Federer, dominadores del circuito y finalistas de cajón desde el 2005.

El Suizo Stanislas Wawrinka abrió el camino en enero en Australia y hoy Marin Cilic en Estados Unidos, ratificando que se vienen tiempos nuevos en el mundo de las raquetas; habrá que esperar si esta corriente renovadora trae a tenistas de la talla de la generación que está dejando la posta.

Al menos por ahora queda desvirtuado que así lo sea. Marin Cilic y Kei Nishikori protagonizaron un partido muy desequilibrado, sin grandes emociones, diríase desabrido para lo que está acostumbrado el exigente público neoyorquino en una final de Grand Slam.

No menos diferente fue la final femenina de la víspera que por tercera vez consecutiva quedó en manos de la estadounidense Serena Williams, quien a los 32 años ganó su décimo octavo título grande.
Williams derrotó en la final a la danesa Caroline Wozniaki de 24 años por 6-3 y 6-3. El partido fue casi un monólogo para la jugadora local que lidera el ranking y predomina casi imbatible en el circuito por más de una década.

Al contrario de lo que ocurre en el tenis masculino, donde si bien se puede hablar de cuatro claros dominadores con Djokovic, Nadal, Federer y Murray, el rubro femenino carece de ese referente. Las jugadoras así como aparecen, desaparecen mientras Williams reaparece como inamovible invitada para seguir reinando. Prohibido Olvidar.

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