Ese mismo cielo que tantas veces brilló en Flushing Meadows para ver a Andy Roddick construir y celebrar sus triunfos, ahora parece confabularse para extender su agonía o quizá...su gloria.
El partido de Roddick ante Del Potro que había empezado con retraso de una hora este martes, fue suspendido por la lluvia cuando llevaban poco menos de una hora de juego y tras empatar 6-6, empezaban el tie-break con ventaja para Roddick por 1-0.
Para el estadounidense, el actual US Open se ha estado jugando dentro de una atmósfera muy especial. Roddick anunció tras ganar su partido de primera ronda contra su compatriota Rhynes Williams, que éste torneo será el último de su carrera profesional de 13 años, en los que logró 32 títulos y de haber alcanzado el número 1 del mundo, justamente después de levantar el trofeo de campeón del US Open en el 2003.
Roddick hoy en el puesto 22 del ranking declaró la semana pasada, "No sé si estoy lo suficientemente bien y comprometido como para seguir jugando el próximo año y no quiero faltarle al respeto a este deporte. Sé que ha llegado el momento"
Pero si bien el anuncio de que colgará la raqueta sorprendió, lo que más ha extrañado a los amantes de este deporte es, el extraordinario nivel cómo el 'Bombardero de Nebraska' ha ganado sus partidos, hasta llegar a disputar hoy, su pase a cuartos de final ante el argentino Juan Martín del Potro, quien ganó el US Open en el 2009 y está encumbrado en el 'top ten' como el número 7.
Roddick a sus 30 años recién cumplidos, ha jugado como si tuviera la vitalidad de un veinteañero y la alegría de un adolescente haciendo delirar a sus fanáticos y a quienes no lo somos con la contundencia de su tenis que le hizo brillar en sus mejores años. Es más, su juego en estos días en Flushing Meadows ha tenido un aura mágica, al punto que, quienes han colmado el Arthur Ashe, le han implorado: por favor quédate un año más.
Por eso la lluvia, se ha sumado de alguna forma al clamor general de que Roddick extienda su permanencia en el mundo del tenis. Los fanáticos, en particular los estadounidenses, ven que con la inminente partida de Roddick, se va el último referente de gloria de esta nación en el circuito internacional.
Después de Roddick en el 2003, ningún jugador estadounidense ha vuelto a ganar el US Open y no obstante, él nunca alcanzó la estatura de un Jim Courier, Andre Agassi ni mucho menos la de Pete Sampras -por citar sólo la historia reciente- su figura gravitó entre los más grandes del tenis mundial en la última década.
El retiro de Roddick deja sin un sucesor claro al tenis de Estados Unidos. La nueva generación de jugadores de este país como John Isner, San Querrey, Rhynes Williams, Jack Sock y Donald Young, entre otros, carecen de la regularidad, calidad y carisma que dejan traslucir los predestinados a ser estelares.
"Andy ha sido un excelente embajador del deporte de nuestro país, siempre se identificó con el carácter y la clase que definen un campeón. Además de representar a Estados Unidos en el escenario mundial, era un destacado e incondicional de la Copa Davis. No podríamos estar más orgullosos de Andy y todo lo que ha logrado en su brillante carrera. Le deseamos todo el éxito y la felicidad en su retiro del tenis profesional", dijo Jon Vegosen, presidente de la Asociación de Tenis de Estados Unidos (USTA) al comentar sobre el retiro de Roddick.
Si el cielo nos da tregua hoy, podremos saber si en la reanudación del partido ante Juan Martín del Potro, Roddick podrá seguir brindando satisfacciones, extendiendo su retiro por un partido más y que mejor, si lograra el milagro de culminar su carrera bañado de gloria, si ganara el US Open.
"Quiero seguir jugando de la mejor forma para poder llevarme un buen recuerdo", dijo en estos días Roddick. Ojalá el cielo y su tenis se lo permitan.
